Un audio viralizado de WhatsApp revela críticas severas de una militante hacia Mario Furtado por supuestamente incentivar con dinero y sustancias la participación en un evento del FA.
Por Lucía Fernández
Periodista
La denunciante se calentó mal al enterarse de que, para asegurar la concurrencia a los actos políticos, Furtado había estado soltando 200 mangos y comida a la gente que se movilizaba en los bondis, una jugada que, según ella, no tiene cabida entre quienes militan de verdad y por convicción. "Eso a los que damos la cara y el corazón por la causa no nos va ni nos viene", lanzó, marcando la cancha entre el compromiso genuino y lo que ve como una compra de voluntades.
Pero no paró ahí. El audio también levantó la voz sobre otros tipos de incentivos, como vino y hasta droga, insinuando una maniobra mucho más jodida que el simple traslado. Para esta militante, estas tácticas no solo son repudiables, sino que embarran lo que debería ser la militancia: un apoyo y compromiso puro y duro.
La bronca de esta compañera no solo fue para con Furtado; también disparó contra lo que describió como "la campaña mugrienta" y el recurso a tácticas que remiten a los tiempos más oscuros del Partido Colorado, rajando contra la inclusión de "trompetas, platillos y bombos" en lo que, a su entender, debió ser una muestra de unidad y convicción.
Este audio, que se esparció como reguero de pólvora, no solo sacudió a los del Frente Amplio, sino que abrió un debate grueso sobre la ética en la movida política y el verdadero significado de ser militante. Mientras la interna del FA procesa las ondas de este bombazo, queda claro que la discusión sobre los valores y las prácticas dentro del partido está más viva que nunca.