Precio del Bacalao genera desazón en Salto en vísperas de Semana Santa

Precio del Bacalao genera desazón en Salto en vísperas de Semana Santa

Cajón de madera repleto de bacalao, símbolo de la tradición y el debate actual en Salto sobre el costo de mantener vivas las costumbres de Semana Santa.

En Salto, el precio del bacalao se convierte en tema de discusión previo a Semana Santa, entre tradiciones culinarias y preocupaciones económicas.

A medida que Semana Santa se aproxima en Salto, el precio del bacalao ha escalado, causando descontento entre los habitantes. Este año, el coste por kilo varía de 500 a 1000 pesos uruguayos en diferentes autoservicios, una fluctuación que pone en jaque la tradición de consumir este pescado en fechas tan señaladas. La situación ha provocado que muchos se replanteen la compra, dada la importancia de esta tradición culinaria en la cultura local.

José, un ciudadano de Salto, refleja la frustración común: «Resulta desalentador. Este aumento nos obliga a pensar dos veces antes de incluir el bacalao en nuestros platos tradicionales». Por otro lado, Ana, gerente de un autoservicio en la zona, señala las dificultades para mantener precios justos: «Nos sorprendió el alza. Hacemos lo posible por ofrecer precios razonables, pero hay factores fuera de nuestro alcance». Esta realidad no solo afecta a los consumidores, sino también a los comerciantes, quienes luchan por equilibrar costos y demanda.

Los salteños, ante este escenario, buscan alternativas y soluciones creativas. Laura, profesora y aficionada a las tradiciones locales, sugiere: «Quizás sea el momento de redescubrir recetas olvidadas que no dependan tanto del bacalao». La idea es mantener viva la esencia de la Semana Santa sin que el impacto económico eclipse la festividad. La iniciativa ha generado un diálogo en redes sociales, donde los salteños comparten ideas y propuestas para adaptarse a la situación sin renunciar a sus costumbres.

Esta discusión sobre el precio del bacalao y su impacto en la Semana Santa de Salto refleja una tensión mayor entre la preservación de las tradiciones y la realidad económica. Los salteños enfrentan el desafío de mantener sus costumbres en un contexto de creciente incertidumbre financiera, buscando estrategias que permitan celebrar sin comprometer el bienestar económico de las familias.

Lo cierto es que, más allá de los precios, el espíritu de Semana Santa sigue siendo un pilar de la identidad salteña, una prueba de resiliencia y adaptabilidad ante los desafíos.

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