Cambios en los vientos subtropicales durante la última edad de hielo en la Corriente del Golfo, que libera calor en el Atlántico Norte, pueden indicar más sensibilidad a cambios climáticos futuros.
Una nueva investigación, publicada en Nature por científicos del UCL (University College London), ha descubierto que durante la última edad de hielo, hace unos 20.000 años, la Corriente del Golfo era más fuerte que hoy debido a vientos más potentes en el Atlántico Norte subtropical. Esto podría significar que si el cambio climático provoca una reducción de los vientos subtropicales en el futuro, como empiezan a indicar las primeras investigaciones, la Corriente del Golfo también podría debilitarse.
Esto limitaría la cantidad de calor tropical que llega a Europa, enfriando el continente y provocando un aumento del nivel del mar en Norteamérica, pero el tamaño probable de este efecto potencial aún no está claro.
La Corriente del Golfo es una corriente superficial que fluye por la costa este de Estados Unidos y luego cruza el Atlántico hasta Europa, llevando consigo agua tropical cálida. Esta agua cálida libera calor a la atmósfera, calentando Europa.
Los investigadores descubrieron que durante la última edad de hielo, cuando las capas de hielo cubrían gran parte del hemisferio norte, los vientos más fuertes en la región dieron lugar a una Corriente del Golfo más fuerte y profunda. Sin embargo, a pesar de la mayor fuerza de la Corriente del Golfo, en general, el planeta seguía siendo mucho más frío que hoy.
El autor principal, el Dr. Jack Wharton, dijo en un comunicado: «Descubrimos que durante la última edad de hielo, la Corriente del Golfo era mucho más fuerte debido a vientos más fuertes en el Atlántico Norte subtropical. Como resultado, la Corriente del Golfo seguía moviendo mucho calor hacia el norte, a pesar de que el resto del planeta era mucho más frío. Nuestro trabajo también destaca la sensibilidad potencial de la Corriente del Golfo a futuros cambios en los patrones de viento. Por ejemplo, si en el futuro los vientos son más débiles, como se muestra en un estudio reciente que utiliza modelos climáticos, podría significar una Corriente del Golfo más débil y una Europa más fría».
La Corriente del Golfo también es parte de la vasta Circulación de Vuelco Meridional del Atlántico (AMOC por sus siglás en inglés), que es impulsada tanto por la formación de aguas profundas en el Atlántico Norte subpolar, donde el enfriamiento hace que las aguas superficiales se vuelvan densas y se hundan, como por los vientos. Los científicos ya han expresado su preocupación por el posible debilitamiento de la AMOC por el cambio climático, ya que el agua derretida de los glaciares que se derrama sobre Groenlandia podría alterar la formación de aguas profundas, impidiendo que el agua tropical cálida llegue a Europa y, por lo tanto, enfriando el continente.
En conjunto, el efecto combinado del debilitamiento de los vientos y la reducción de la formación de aguas profundas podría debilitar significativamente la Corriente del Golfo. Si la AMOC colapsara (considerado un escenario futuro improbable pero posible), las temperaturas europeas se enfriarían entre 10 y 15 grados centígrados, lo que causaría estragos en la agricultura continental y los patrones climáticos, y la disminución de la parte impulsada por el viento de la Corriente del Golfo agravaría aún más este problema.
El profesor Mark Maslin, coautor del estudio, dijo: «No siempre se reconoce en qué medida las corrientes oceánicas son responsables de transferir calor por todo el planeta y dar forma a nuestro clima. Paradójicamente, el calentamiento del clima podría enfriar gran parte de Europa al alterar la AMOC. Nuestra nueva investigación se suma a esta comprensión y muestra que el debilitamiento de los vientos que impulsan la Corriente del Golfo podría reducir la circulación del calor, lo que afectaría aún más al continente».
Aunque a veces se hace referencia a la AMOC y a sus corrientes constituyentes, incluida la Corriente del Golfo, como una gigantesca cinta transportadora, este estudio pone de relieve la complejidad del sistema, ya que cada parte de la corriente es capaz de tener su propia respuesta única al cambio climático.
MÁS BUCLES INTERCONECTADOS QUE CINTA TRANSPORTADORA
El profesor David Thornalley, coautor del estudio, afirmó: «En lugar de la metáfora establecida de la cinta transportadora, tal vez sea mejor pensar en la AMOC como una serie de bucles interconectados. Existe el bucle subtropical, del que forma parte la Corriente del Golfo, y un bucle subpolar, que transporta el calor más al norte, hacia el Ártico. Durante la última edad de hielo, nuestros hallazgos muestran que el bucle subtropical era más fuerte que hoy, mientras que se cree que el bucle subpolar era más débil. Por lo tanto, al investigar el cambio climático antropogénico y la AMOC, debemos considerar cómo pueden cambiar estas diferentes partes y con qué impactos climáticos se asocia cada una de ellas».
Para medir la fuerza de la corriente del Golfo prehistórica, los investigadores analizaron los restos fósiles de foraminíferos (microorganismos que viven en el fondo del océano) extraídos de núcleos de sedimentos recuperados en la costa de Carolina del Norte y Florida, en colaboración con investigadores del Instituto Oceanográfico Woods Hole en Massachusetts.
Los investigadores descubrieron que los foraminíferos extraídos de capas que datan de la última edad de hielo en núcleos de sedimentos de diferentes lugares debajo de la corriente del Golfo tenían firmas isotópicas (la proporción de oxígeno-18 a oxígeno-16, que está controlada por una combinación de temperatura y salinidad) que indicaban que la corriente del Golfo era dos veces más profunda y fluía dos veces más rápido que en la actualidad.