En la presentación del informe de Economía y Desarrollo (RED2024) ‘Energías Renovadas: Transición Energética justa para el Desarrollo Sostenible’, organizado por el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF) en la sede de la Fundación Botín en Madrid, Ribera aseguró que si se no tiene una estrategia que dé esa previsión será «mucho más fácil confundirse». «Sin hoja de ruta, es seguro que nos vamos a confundir», añadió.
La ministra para la Transición Ecológica señaló también la importancia de la alianza de la Unión Europea con América Latina y Caribe como una apuesta por «consolidar un modelo de gobernanza» en el que la democracia «sea algo vivido como una fuente de estabilidad», ya que asegurar el crecimiento del PIB sin olvidar los límites ambientales «va a ser determinante en los próximos años».
Asimismo, valoró como países de la región necesitan salir de un ciclo basado en el peso en sus economías de los combustibles fósiles y «generar otras oportunidades» para la descarbonización de sus economías.
A este respecto, subrayó el compromiso alcanzado el año pasado en la COP de Dubai por los países participantes para poner en marcha una transición y alejarse de los combustibles fósiles de manera justa, ordenada y equitativa, acelerando la acción en esta década. «Si no lo hacemos la realidad física no va a esperar a que tengamos un buen momento para abordar la lucha contra el cambio climático», dijo.
Por su parte, el presidente de CAF, Sergio Díaz-Granados, afirmó que la transición energética necesita de «voluntad política, mejores infraestructuras, más innovación y más financiamiento».
Para ello, apuntó que la banca de desarrollo tiene que jugar «un papel importante, al igual que el sector privado y el sector público,» y puso en valor el papel de CAF, no solamente como vehículo para la financiación, sino también para facilitar el conocimiento de la región y para «entender la visión de América Latina y el Caribe».
HACER CRECER LA ECONOMÍA Y REDUCIR LAS EMISIONES Y LA DESIGUALDAD.
En concreto, el informe de ‘Economía y Desarrollo de CAF titulado Energías renovadas: Transición energética justa para el desarrollo sostenible’ aborda los desafíos simultáneos de hacer crecer el ingreso por habitante de manera considerable y sostenible, disminuyendo los niveles de emisiones y reduciendo la desigualdad en los próximos años.
El estudio destaca que, comparativamente, América Latina y el Caribe contribuyeron poco en materia de emisiones, con el 11% del total global, aunque la región es especialmente vulnerable a los efectos negativos del cambio climático, lo que a su vez demanda esfuerzos de adaptación y resiliencia climática.
De esta manera, el informe señala que la transición energética deberá ser justa, favorecer un crecimiento económico vigoroso e inclusivo, y contribuir al cierre de brechas de ingreso per cápita respecto al mundo desarrollado y a la reducción de la desigualdad y la pobreza.
Eso implica que, si bien todos los países de la región deben sumarse a los esfuerzos de disminuir las emisiones energéticas, la velocidad y las estrategias para hacerlo serán específicas a la realidad de cada país.