La agencia ha explicado que, aunque la demanda siguió siendo «débil» y la confianza empresarial alcanzó su nivel más bajo en 19 meses por la potencial incertidumbre futura, los nuevos pedidos sí han aumentado.
Al mismo tiempo, la producción siguió expandiéndose, si bien de forma más contenida. En cualquier caso, S&P ha destacado que el aspecto más positivo ha sido la creación de empleos, ya que fue la más rápida desde septiembre de 2022.
Del lado de los precios, los costes de los insumos siguieron subiendo con fuerza, pero la tasa de inflación disminuyó en junio. Después, los precios de comercialización repuntaron al ritmo más lento del año hasta la fecha.
«El PMI muestra que los fabricantes estadounidenses lucharon por lograr un fuerte crecimiento de la producción en junio lastrados por la débil demanda de los mercados nacionales y de exportación por igual. Aunque el PMI se ha situado en territorio positivo en cinco de los seis primeros meses de 2024, frente a uno solo en 2023, el impulso del crecimiento sigue siendo desalentadoramente débil», ha explicado el economista jefe de S&P Global Market Intelligence, Chris Williamson.
El analista ha indicado también que las fábricas de Estados Unidos aún arrastran el trasvase postpandémico de la demanda de bienes hacia los servicios y la caída en el poder adquisitivo de familias y empresas por la crisis del coste de la vida y las perspectivas de un entorno de altos tipos de interés.
«Estos vientos en contra persistieron en junio, acompañados de una mayor incertidumbre sobre las perspectivas económicas a medida que se acercan las elecciones presidenciales. En consecuencia, la confianza empresarial ha caído al nivel más bajo de los últimos 19 meses, lo que sugiere que el sector manufacturero se está preparando para una vuelta a tiempos difíciles», ha elaborado.