El Gobierno de Estados Unidos ha anunciado una tregua humanitaria de dos semanas en el este de República Democrática del Congo (RDC), donde los enfrentamientos entre el Ejército congoleño y el grupo rebelde Movimiento 23 de Marzo (M23) han provocado que 6,9 millones de personas hayan tenido que abandonar sus hogares desde octubre de 2023, según datos de la ONU.
«Estados Unidos da la bienvenida a la tregua humanitaria de dos semanas a la que se han comprometido las partes en conflicto en el este de RDC. La situación humanitaria en Kivu Norte es desesperada, con cerca de tres millones de desplazados internos en la provincia», ha expresado la portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Adrienne Watson.
Este alto el fuego ha comenzado esta madrugada y durará hasta el 19 de julio, un periodo en el que ambas partes se han comprometido a «silenciar sus armas» para permitir el retorno voluntario de los desplazados y para facilitar las labores de los trabajadores humanitarios, y se apoya en las medidas acordadas el pasado mes de noviembre entre los Gobiernos de Ruanda –que apoya al M23– y RDC.
En ese sentido, ha instado a ambas partes a respetar «el espíritu de la tregua», y ha recalcado que Washington usará sus servicios diplomáticos y de Inteligencia para «vigilar las actividades» de los dos bandos.
«El reciente recrudecimiento de los combates en Kivu Norte ha impedido a los trabajadores humanitarios llegar a cientos de miles de desplazados internos en la zona de Kanyabayonga y ha desplazado a más de 100.000 personas de sus hogares», ha añadido Watson.
Por último, ha reafirmado su pleno apoyo al proceso de Luanda y a la mediación del Gobierno de Angola en la desescalada de este conflicto para que pueda ser ampliada a más zonas del país.
El M23 es un grupo rebelde formado principalmente por tutsis congoleños y que opera principalmente en la provincia de Kivu Norte. Tras un conflicto entre 2012 y 2013, RDC y el grupo firmaron en diciembre un acuerdo de paz. En dichos combates, el Ejército congoleño contó con apoyo de tropas de Naciones Unidas.
El grupo lanzó una nueva ofensiva en octubre de 2022, recrudecida a partir de noviembre, lo que provocó una crisis diplomática entre RDC y Ruanda por su papel en el conflicto y ha provocado preocupación en la región ante la posibilidad de que estalle un conflicto entre ambos países.