Los gobiernos de la Unión Europea han reprendido este miércoles al Gobierno de Viktor Orbán por dañar la unidad de los Veintisiete e ir en contra de los Tratados por viajar por sorpresa a Moscú para reunirse con el presidente de Rusia, Vladimir Putin, sin coordinación con el resto de líderes europeos pese a no tener mandato para hablar en nombre del bloque y rodear la visita de los símbolos de la presidencia de turno del Consejo de la UE que este julio estrena Hungría.
El asunto ha sido tratado por primera vez a Veintisiete en una dura reunión de más de dos horas de duración en Bruselas, en donde los embajadores de los Estados miembro han dejado claro al representante húngaro que no dan credibilidad a las explicaciones de Budapest y que ven en la actuación de Orbán una «ruptura» de las reglas, según han informado a Europa Press distintas fuentes diplomáticas.
Sólo una delegación, la de Eslovaquia, ha evitado tomar la palabra, mientras que el resto de embajadores han intervenido para señalar su enfado por la serie de viajes desde que arrancó la presidencia de turno húngara, el pasado 1 de julio, y que ha llevado a Orbán a verse con el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, en Kiev; con Putin en Moscú y con el presidente de China, Xi Jinping, en Pekín.
La reunión no ha concluido con decisiones ni sobre la mesa se han puesto medidas de represalia concretas, apuntan las mismas fuentes, aunque varios países están estudiando de manera individual boicotear las reuniones informales a nivel de ministros que Hungría ha programado en su territorio durante el semestre.
En Bruselas, el Gobierno húngaro ha afirmado que Orbán dejó muy claro en su gira que viajaba únicamente como primer ministro de Hungría y no en nombre de la Unión Europea, de quién no tenía mandato alguno; y que lo hizo con el interés de evaluar las posibilidades de un posible alto el fuego.
Así lo ha adelantado su ministro para Asuntos Europeos, János Bóka, en una rueda de prensa en la capital europea y así lo ha defendido después su embajador en la reunión a 27, de acuerdo a las fuentes consultadas. Ante los medios, el ministro también ha insistido en que no existe un «protocolo» sobre el modo en que un mandatario debe organizar o comunicar su agenda bilateral al resto de países, al tiempo que ha afirmado que el hecho de que fueran viajes «sensibles» impidieron a Budapest avisar de antemano a los Veintisiete.
Fuentes europeas consultadas por Europa Press, de hecho, apuntan que el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, intentó sin éxito contactar con Orbán para confirmar de primera mano los rumores que ya el jueves pasado apuntaban a su inminente viaje. «Si el primer ministro Orbán hubiera preguntado, el presidente Michel le hubiera desaconsejado fuertemente tal visita», concluyen las fuentes.
En este contexto, en su reunión de embajadores la gran mayoría de países subrayaron la obligación del Estado miembro que asume la presidencia de turno del Consejo de la UE, sin competencias en materia de política exterior, de ser un mediador honesto y actuar con cooperación leal con el resto de socios.
Varias delegaciones, además, advirtieron de que estudiarán «consecuencias prácticas» para «protegerse» de un posible impacto negativo en política exterior por parte de Hungría, si bien las fuentes preguntadas por Europa Press afirman que en la discusión de este miércoles no se llegó a plantear acortar el semestre de presidencia húngara.
Es una posibilidad que no está sobre la mesa porque plantea muchas dudas legales, aunque en las últimas fechas se ha especulado con medidas que adelantasen el relevo a Polonia, siguiente país en la lista, o devolvieran a España y Bélgica, como socios del ‘trío’ de presidencias con Hungría, parte de la tarea del semestre.
«Sus acciones no sirven a la UE ni a la paz, juegan en manos de Putin y su proyecto de guerra», ha criticado tras la reunión de embajadores un diplomático europeo que describe el resultado del debate como una «tarjeta amarilla» al Gobierno húngaro, al que recriminan que haya usado el logo de la presidencia y demás símbolos de la UE en su viaje.