Editorial: La agonía de Vamos Salto y el regreso de Pedro Bordaberry

Vamos Salto celebra el regreso de Pedro Bordaberry, considerado su salvador en medio de una crisis interna y fracasos políticos recientes.

El sector político Vamos Salto celebra el regreso de Pedro Bordaberry, viendo en él un salvador para sus problemas internos y futuros desafíos electorales.

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Por Gonzalo Sualina

Periodista

El sector político de Vamos Salto parece estar viviendo horas de euforia con el retorno de Pedro Bordaberry a la escena política. Esta situación ha llevado al grupo local a convocar a eventos públicos para presentar sus propuestas para las próximas elecciones. Sin embargo, según fuentes confiables, el verdadero motivo de estos eventos es celebrar el regreso de Bordaberry, una decisión forzada tras intensas negociaciones lideradas por el senador Germán Coutinho. Este regreso es visto por Coutinho y sus seguidores como la llegada de un "salvador" en un momento crítico para el partido.

Es importante recordar que Bordaberry les dio la espalda a sus seguidores en el pasado, cuando más lo necesitaban. Ahora, en un momento en que Vamos Salto está al borde de la desaparición a pesar de los esfuerzos desesperados de sus dirigentes, el partido parece estar en una unidad de cuidados intensivos debido a la influencia negativa de Coutinho. Este virus ha transformado al partido en una cueva de amiguismos, corrupción y sospechas de todo tipo, hechos que los salteños no han olvidado.

El regreso de Bordaberry también trae a la memoria los tiempos en que él ocupaba cargos en la Comisión Técnica Mixta de Salto Grande (CTM) y colocó a Modesto Llantada en una posición clave, solo para hacerle renunciar más tarde. Este patrón de comportamiento plantea la pregunta de si Bordaberry repetirá esta historia con otros miembros de Vamos Salto. ¿Obligará a renunciar a figuras como Escanellas, Paique, Berneda y otros que han sido colocados en sus cargos por amiguismos?

Tras la aplastante derrota sufrida a manos de Marcelo Malaquina, Vamos Salto busca un salvavidas para volver a encaminarse. Pero ya es tarde. Ni siquiera la llegada de un gigante como King Kong podría salvar a un partido que parece un perrito sin dueño, sin rumbo y a la deriva. Vamos Salto sigue intentando mantenerse en el poder, pero su fracaso es evidente y su escenario político en Salto es inexistente, con dirigentes desgastados y sin visión de crecimiento. El partido está en cuidados intensivos, y su desaparición parece inevitable.

En definitiva, la ciudadanía no olvida cómo Coutinho y Vamos Salto desoyeron al parlamento y al propio presidente, y estos eventos no serán más que una muestra de la desesperación de un partido que lucha por sobrevivir.