El poder sigue en manos de los corruptos mientras el escándalo político crece con un nuevo nombramiento lleno de favores y tratos sucios.
En un acto descarado de corrupción, Germán Coutinho nombra a su aliado José Antonio Cardozo como Secretario General de la CTM, desatando indignación.
Cardozo no es un extraño en el mundo de los favores políticos. Hace casi 20 años, logró entrar a la CTM con un cargo técnico, pero no por mérito propio, sino gracias a un concurso supuestamente manipulado por su tío, el Dr. Luis Bertolini. Desde entonces, Cardozo ha ido escalando en las sombras, posicionándose gracias a sus conexiones y a la habilidad de aprovechar los vientos de amiguismo que azotan a Salto. Ahora, está a punto de ser premiado con un cargo de gran influencia dentro de la CTM, lo que no solo consolida su poder, sino que evidencia cómo las instituciones han sido secuestradas por una red de amiguismo y favoritismos descarados.
Hasta hace poco, Cardozo formaba parte de la famosa Lista 1, donde, en un despliegue de autoritarismo y soberbia, terminó echando a todos los dirigentes con los que tuvo problemas. Este hombre, que también es propietario de un diario vespertino en papel en Salto, ha demostrado que la ética y la decencia no tienen lugar en su agenda. Su relación con Coutinho ha sido, por decir lo menos, tirante. Pero como siempre ocurre en la política podrida, el dinero y los cargos pesan más que la integridad. Y aquí estamos, viendo cómo la plata y el poder siguen guiando las decisiones de quienes deberían estar trabajando por el pueblo y no por sus bolsillos.
Es evidente que Coutinho está dispuesto a pasar por encima de lo que sea para mantener su control. Su sed de poder no conoce límites. En lugar de frenar su carrera hacia el desastre político, sigue acomodando a sus amigos y favoreciendo a aquellos que le son útiles. La designación de Cardozo es una bofetada en la cara de la decencia y una vergüenza para la clase política uruguaya. Coutinho ha ignorado descaradamente lo que el presidente ordenó y lo que el parlamento dictaminó. El país entero observa cómo un hombre que debería ser un representante del pueblo se pasa por el tuje las leyes y las regulaciones que deberían gobernar nuestras instituciones.
Lo que es aún más preocupante es que Coutinho no actúa solo. Sabemos que se encuentra en una posición política deplorable. Su desesperación por mantenerse a flote es tan grande que ha tenido que recurrir a Pedro Bordaberry para salvarse del naufragio. Sin Bordaberry, Coutinho ya estaría ahogado y sin ninguna posibilidad de salir a flote. Pero en lugar de aprender de sus errores, en lugar de intentar reconstruir su carrera sobre una base de honestidad y servicio público, Coutinho ha decidido doblar la apuesta. Los actos de aparente acomodo político que ha protagonizado en Salto son tan grandes que es difícil comprender cómo sigue en el poder. Cada ficha que mueve está cargada de intereses ocultos y manejos turbios, y la designación de Cardozo no es más que otra pieza en su tablero de favores.
Si Coutinho nombra a Cardozo el próximo 21 de agosto, quedará más que claro que en Salto no tiene la más mínima intención de frenar su carrera de acomodos y favoritismos. El senador está tan desesperado por mantenerse en el sillón del parlamento que no duda en hundir a las instituciones que debería proteger. Cardozo, por su parte, demuestra con su papel como propietario de un diario en Salto que el favor también tiene prensa. Aunque muchos ya han señalado que ese diario ha perdido toda credibilidad, la jugada de Coutinho y Cardozo caba la fosa de este medio de manera alebosa. La prensa debería ser un baluarte de la verdad, pero bajo el control de personas como Cardozo, se convierte en un simple peón en el juego de poder de Coutinho.
Lo más trágico es que este tipo de actos se han vuelto demasiado comunes en nuestra política. El acomodo ya no es una excepción, sino la norma. Y mientras Coutinho sigue cometiendo actos despreciables, el pueblo de Salto paga el precio. No es suficiente con denunciar estos hechos; necesitamos que nuestras instituciones despierten y tomen medidas. Coutinho debe ser responsabilizado por sus acciones, y Cardozo no puede ser premiado por su lealtad ciega a un sistema podrido.
El 21 de agosto será una fecha clave. Si esta designación se concreta, quedará claro que en Salto, el acomodo político no tiene freno. Coutinho seguirá acomodando a sus amigos, gestionando actos de amiguismo descarado, mientras se burla de todos los esfuerzos por limpiar nuestras instituciones. La prensa, controlada por los mismos que se benefician de estos actos, seguirá encubriendo los abusos. Y el pueblo, al final, seguirá sufriendo las consecuencias de una política que ha perdido su rumbo y su sentido de servicio.
Uruguay merece más. Salto merece más. Y Coutinho, con su amiguismo y su desfachatez, debe ser detenido antes de que sea demasiado tarde.
¿Pedro Bordaberry, tendrá algo que ver en este juego?