El radar de Goldstone capta al asteroide 2024 JV33, un objeto gigante con forma de cacahuete que se aproxima a la Tierra.
El asteroide 2024 JV33, captado a millones de kilómetros, impresiona por su forma única y su órbita influenciada por Júpiter.
El espacio siempre nos depara sorpresas, y esta vez un asteroide gigante con forma de cacahuete, conocido como 2024 JV33, se está acercando a la Tierra. Captado por el potente radar de Goldstone en California el 18 de agosto, el asteroide se encontraba a una distancia de 4,6 millones de kilómetros, lo que equivale a 12 veces la distancia entre la Tierra y la Luna, según confirmó la NASA.
El asteroide 2024 JV33, descubierto el 4 de mayo por el Catalina Sky Survey, se distingue por su forma alargada y sus dos lóbulos redondeados, asemejándose a un cacahuete gigante flotando en el espacio. Con una longitud aproximada de 300 metros, este cuerpo celeste rota lentamente, completando un giro cada siete horas. Las imágenes de radar, además de revelar su forma peculiar, permiten a los científicos estudiar en detalle su tamaño y movimiento, siendo una herramienta clave para identificar asteroides con estas características.
Los asteroides como el 2024 JV33 son conocidos como sistemas binarios de contacto, una categoría poco común que abarca aproximadamente el 14% de los asteroides cercanos a la Tierra con más de 200 metros de diámetro. Gracias al radar de Goldstone, parte de la Red de Espacio Profundo de la NASA, se han logrado capturar imágenes de decenas de estos asteroides, contribuyendo al conocimiento y seguimiento de estos objetos celestes.
Este asteroide en particular sigue una órbita alargada similar a la de muchos cometas y está bajo la fuerte influencia gravitacional de Júpiter. Aunque no presenta actividad cometaria visible, los expertos no descartan que podría tratarse de un núcleo cometario inactivo, lo que añade un elemento de misterio a su ya inusual estructura.
A pesar de ser clasificado como potencialmente peligroso, el 2024 JV33 no representa una amenaza inmediata para la Tierra. Las últimas mediciones de su trayectoria han permitido reducir significativamente las incertidumbres sobre su ruta futura, asegurando que no se espera una colisión con nuestro planeta en las próximas décadas. Este tipo de observaciones son cruciales para entender mejor la dinámica de estos asteroides y continuar evaluando cualquier posible riesgo en el futuro.