El pronóstico indica que las tormentas se intensificarán este domingo, afectando diversas regiones del país. Foto: Gastón Britos / FocoUy
El domingo arrancó cálido, pero se espera que a partir de la tarde ingrese un frente frío con tormentas fuertes. Las lluvias podrían durar hasta el martes, según pronósticos.
El día amaneció con un calor engañoso, de esos que te hacen pensar que el verano se adelantó. Pero para quienes conocen bien el temperamento impredecible del clima en Uruguay, había algo extraño en el aire. Un frente frío se aproximaba sigilosamente, y cuando el reloj marcara las tres de la tarde, la calma se rompería de manera abrupta.
Lo que prometía ser un domingo apacible, de esos perfectos para pasear por la rambla o disfrutar de un asado, se transformará en una escena de pura inestabilidad. Un cambio radical se avecina, con tormentas que podrían descargar su furia en cuestión de minutos. El sur del país ya está en alerta, y Montevideo, con su aire primaveral, no será la excepción.
A partir de las 15:00, el cielo comenzará a oscurecerse. Pero no será una tormenta cualquiera. Las nubes que se formarán en el horizonte traen consigo la amenaza de vientos fuertes, lluvias copiosas y tormentas eléctricas que podrían golpear con una fuerza inesperada. Las primeras regiones afectadas sentirán el impacto antes, mientras que otras zonas podrían ver cómo el caos llega más tarde, alrededor de las 20:00 horas. Un espectáculo eléctrico está por desplegarse, y nadie está a salvo de las sorpresas que pueda traer.
El Instituto Uruguayo de Meteorología (Inumet) ya lanzó la advertencia: tormentas fuertes y puntualmente severas afectarán el país. Las primeras señales de este fenómeno comenzaron a manifestarse al mediodía en departamentos como Colonia, Soriano y San José, donde el clima ya ha empezado a mostrar su peor cara. Y si bien algunos esperaban una tarde de sol, la naturaleza, caprichosa como siempre, tiene otros planes.
El cambio será brusco, intenso. Las lluvias, acompañadas de relámpagos que iluminarán el cielo como si fuera de noche, se harán sentir con fuerza. Y no será cuestión de un par de gotas; estamos hablando de precipitaciones que podrían inundar calles, desbordar sistemas de drenaje y dejar a más de uno atrapado bajo un diluvio. La gente que salga desprevenida se verá empapada, sorprendida por una tormenta que llegará sin misericordia.
Pero no se trata solo de la lluvia. El viento, tan traicionero como siempre, se colará entre los edificios, haciendo que ventanas se tambaleen y techos vibren. Los que no tomen las debidas precauciones podrían encontrarse con escenas de voladuras de objetos, ramas caídas y autos lidiando con la fuerza de la naturaleza. La tormenta no llegará suave ni discreta; será un estallido.
Este episodio meteorológico tiene un carácter impredecible. Aunque se sabe que durará hasta el martes, lo que suceda en las próximas 48 horas será como una montaña rusa. Habrá momentos de calma aparente, donde el cielo parecerá aclararse, solo para que minutos después las nubes vuelvan a arremolinarse y descargar su furia nuevamente. La inestabilidad será la constante en este escenario, y lo único que queda claro es que nadie estará del todo seguro hasta que el miércoles empiece a mostrar signos de mejoría.
Este no es un simple anuncio de tormenta. Es un recordatorio de la fragilidad humana frente a las fuerzas naturales. Por más que intentemos prever o controlar, la naturaleza tiene el control final. Y cuando decide desatar su poder, lo hace sin previo aviso, sin piedad, y con la contundencia de quien no tiene nada que perder.
La recomendación es clara: quienes puedan, que se queden en casa. Las tormentas severas traen riesgos de inundaciones, tormentas eléctricas y vientos que pueden arrancar hasta las más arraigadas estructuras. No se trata solo de protegerse del agua, sino de evitar los posibles peligros que trae una situación tan inestable como esta.
Lo que empezó como un día cálido, apacible, va a terminar con una tormenta que dejará su marca en todo el territorio nacional. Uruguay, en cuestión de horas, pasará de la primavera anticipada a una tormenta casi apocalíptica. Y cuando la primera gota caiga, será demasiado tarde para reaccionar. Lo mejor es estar preparados y no subestimar lo que viene.