Brasil cae ante Paraguay y toca fondo: la Verdeamarela en crisis tras una nueva derrota en las Eliminatorias

Brasil perdió ante Paraguay en Asunción y profundiza su crisis futbolística, quedando al borde de la zona de repechaje.

Brasil sufrió una dura derrota ante Paraguay en Asunción, dejando a la selección al borde de la zona de repechaje.

Paraguay sorprendió a Brasil en el Defensores del Chaco y complicó aún más a los brasileños, que no encuentran el rumbo en las Eliminatorias.


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Santiago Varela
Por Nicolás Herrera
Periodista deportivo
La Verdeamarela está irreconocible. Brasil, el gigante sudamericano, está atravesando su momento más oscuro en mucho tiempo. Ayer, en una noche que parecía escrita para una película de drama, los brasileños cayeron 1-0 ante Paraguay en el Defensores del Chaco. Un golazo de Diego Gómez, de esos que se gritan con el alma, fue suficiente para dejar a la selección de Dorival Junior al borde del abismo en las Eliminatorias al Mundial 2026.

El partido arrancó con un Brasil desorientado, como si no supiera qué hacer con la pelota. Vinicius y Endrick, las cartas fuertes de la Verdeamarela, estaban desconectados, y cada intento de ataque se diluía antes de llegar al área. Paraguay, por su parte, se plantó firme, con una defensa sólida que no dejó pasar nada. A los 20 minutos, cuando Brasil apenas estaba acomodándose, 

Diego Gómez sacó un zapatazo desde fuera del área que terminó en el fondo de la red. El estadio explotó, y Brasil, en vez de reaccionar, se quedó sin respuestas. Con el gol, Paraguay se replegó y le cedió la iniciativa a Brasil, que intentaba pero no lograba inquietar al arquero rival. Cada pelota perdida aumentaba la frustración y las caras largas en el banco brasileño eran el reflejo de un equipo que no encuentra el camino. Dorival Junior, con gestos de impotencia, miraba cómo sus dirigidos se estrellaban una y otra vez contra el muro paraguayo. 

La hinchada brasileña, que había llegado en buen número hasta Asunción, se quedó en silencio. Los cánticos de aliento fueron reemplazados por gestos de incredulidad y bronca. Nadie esperaba ver a Brasil en esta situación, luchando más contra sus propios fantasmas que contra el rival. Vinicius tuvo una de las pocas chances claras en el segundo tiempo, pero su remate salió desviado y la desesperación se hizo sentir en cada rincón del estadio. Paraguay, mientras tanto, jugó con inteligencia. Sabía que tenía la ventaja y manejó los tiempos como quiso, enfriando el partido y frustrando cada intento de reacción de Brasil. 

El equipo guaraní, bien plantado en defensa y con el apoyo incondicional de su gente, aguantó hasta el pitazo final y desató la fiesta en las tribunas. Para ellos, fue una noche soñada; para Brasil, una pesadilla que parece no tener fin. Con esta derrota, Brasil queda en la quinta posición, con solo 10 puntos, apenas uno por encima de Paraguay y Bolivia, que acechan desde la zona de repechaje. Un escenario que parecía impensado al inicio de las Eliminatorias, pero que hoy es una dura realidad. El equipo de Dorival Junior está en crisis y las críticas no tardaron en llegar. Los medios brasileños ya hablan de un equipo sin alma, sin rumbo y sin respuestas, que necesita un cambio urgente si quiere evitar un papelón histórico. Después del partido, los jugadores se fueron cabizbajos al vestuario. Nadie tenía ganas de hablar y la frustración era evidente. 

El entrenador Dorival Junior se mostró preocupado y reconoció que el equipo no está a la altura de lo que exige la camiseta de Brasil. “Tenemos que mejorar mucho, esto no es lo que representa a nuestro país”, dijo, intentando encontrar respuestas que hasta ahora no aparecen. En Asunción, la fiesta fue toda guaraní. Paraguay volvió a sonreír con una victoria que lo mete de nuevo en la pelea por un lugar en el Mundial. Los hinchas se quedaron cantando y celebrando, sabiendo que este triunfo vale más que tres puntos: es un golpe de confianza para un equipo que venía golpeado. 

El panorama para Brasil es desolador. De ser un referente del fútbol mundial, hoy se encuentra al borde del repechaje y con la obligación de revertir esta situación cuanto antes. La próxima fecha será clave, y la Verdeamarela sabe que ya no tiene margen de error. Los ojos de todo un país están puestos en el equipo, esperando una reacción que devuelva la ilusión perdida. La pelota sigue rodando, pero para Brasil, cada partido se siente como una final. El gigante está herido y deberá levantarse rápido si no quiere quedarse fuera de la fiesta en 2026.

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