Los comercios de Salto muestran precios desiguales, afectando a los consumidores y generando críticas por la falta de control.
Comercios en Salto muestran precios dispares y en algunos casos abusivos, perjudicando a los consumidores sin control estatal.
Este lunes, Salto Al Día salió a las calles de la ciudad para investigar la disparidad de precios que afecta a los consumidores salteños. Lo que encontramos no solo reveló un panorama de descontrol, sino que puso en evidencia una problemática creciente: los precios de los mismos productos varían significativamente entre diferentes comercios, desde boliches de barrio hasta supermercados y almacenes. Las diferencias de precio son notables, especialmente en los barrios, donde algunos valores resultan abusivos y sin justificación clara.
Durante nuestra recorrida, observamos que artículos esenciales como productos de limpieza, higiene personal y alimentos enlatados presentan precios que fluctúan sin lógica aparente. Por ejemplo, un paquete de papel higiénico puede costar $200 en un supermercado céntrico, mientras que en un almacén de barrio el mismo producto llega a venderse a $350, una diferencia que golpea directamente a los consumidores, especialmente a aquellos con menor poder adquisitivo.
Conversamos con varios compradores, quienes expresaron su frustración por la falta de una política de precios coherente en la ciudad. “Es indignante, uno va a un supermercado y después al almacén del barrio y te encontrás con que te están cobrando casi el doble por lo mismo”, comentó un vecino de Barrio Artigas. La sensación general es de hartazgo, ya que muchos sienten que el costo de vida en Salto sigue subiendo sin control alguno, mientras sus ingresos se mantienen estancados.
Los comerciantes, por su parte, esgrimen diferentes justificaciones. Algunos mencionan que los impuestos, la inflación y los costos operativos los obligan a subir los precios para poder subsistir. “El transporte, los impuestos, la energía, todo nos afecta. No es que queramos cobrar más, pero si no lo hacemos, no podemos seguir abiertos”, explicó un dueño de almacén en la zona de Salto Nuevo. Sin embargo, otros reconocen que la falta de una regulación permite una competencia desleal y desigual, donde algunos aprovechan la situación para inflar precios.
La falta de una política de regulación de precios en Uruguay ha sido criticada durante años, y en Salto la situación se hace aún más evidente. En un país con un costo de vida elevado, que afecta a todos los uruguayos, resulta preocupante que no existan medidas para evitar este tipo de prácticas abusivas. “Uruguay es caro, y Salto es aún más caro. No hay control, no hay nadie que supervise estos precios, y los que más sufren son los que tienen menos”, opinó un jubilado mientras realizaba sus compras.
El panorama se torna más desalentador cuando se observa que, en muchos casos, los precios más altos se encuentran en las zonas más vulnerables, donde las familias tienen menos recursos y opciones. Esta desigualdad refleja un mercado desorganizado, donde cada comerciante fija el precio que quiere sin ningún tipo de regulación, afectando el bolsillo del consumidor que se siente desprotegido y abusado.
Las críticas apuntan directamente a la falta de control estatal sobre los precios, y a la ausencia de políticas que protejan al consumidor en un contexto económico que cada vez se hace más insostenible. “No puede ser que los precios varíen tanto y que nadie haga nada. Esto es un abuso y refleja que no hay interés en cuidar al ciudadano”, manifestó un vecino de Barrio San Martín. La desregulación, junto con el aumento de la inflación, solo ha profundizado la brecha entre los precios y el poder adquisitivo de los salteños.
Este descontrol en los precios afecta principalmente a las familias de bajos recursos, que ven cómo sus ingresos pierden valor frente a un mercado que parece responder más al interés de los comerciantes que a las necesidades de los consumidores. La falta de intervención para regular y controlar los precios está generando un ambiente de incertidumbre y malestar, donde cada compra se convierte en una nueva preocupación.
Salto Al Día continuará observando esta problemática y dando voz a quienes se ven perjudicados por esta situación. La necesidad de una política de regulación de precios se hace evidente en cada esquina de la ciudad, y es urgente que se tomen medidas para garantizar un mercado más justo y equitativo para todos los salteños. Mientras tanto, la preocupación sigue creciendo entre quienes viven el día a día de un Salto cada vez más caro y desigual.