Las autoridades realizaron un operativo en el cruce fronterizo para capturar a un implicado en actividades ilegales.
El funcionario policial, recientemente trasladado desde Montevideo, fue arrestado tras intentar ingresar anabólicos de contrabando desde Concordia. La Fiscalía investiga el alcance de sus actividades ilícitas.
Un funcionario de la Jefatura de Salto, trasladado recientemente desde Montevideo, fue detenido mientras intentaba ingresar anabólicos de contrabando desde Concordia a Uruguay, cruzando el puente de Salto Grande. El agente, que también prestaba servicios en la CCU, fue interceptado por varios efectivos del lado uruguayo en un operativo cuidadosamente planificado.
La detención no fue sencilla. Según fuentes policiales, al percatarse de que varios efectivos lo esperaban del lado uruguayo, el funcionario intentó resistirse al arresto. Lo que debía ser un cruce más para el contrabandista se convirtió en una escena tensa y compleja. La resistencia fue breve, pero suficiente para añadir más gravedad a la situación.
El operativo no dejó margen de error. Con una planificación detallada, los efectivos se adelantaron a los movimientos del funcionario. La mercadería, destinada a la venta clandestina, fue incautada de inmediato, y las autoridades iniciaron una investigación para determinar el alcance de estas actividades ilegales.
El funcionario, recientemente trasladado desde la capital, llevaba ya un tiempo involucrado en este tipo de operaciones. Las autoridades aseguran que la mercadería no era para consumo personal, sino para la distribución en Salto, lo que sugiere la posibilidad de una red de contrabando más amplia.
Un dato que circuló sobre su ex esposa, también funcionaria policial, fue rápidamente descartado por las autoridades, quienes confirmaron que ella no tiene ninguna participación en los hechos.
Con la Fiscalía de Turno al mando de la investigación, se espera que el caso avance en las próximas horas. Las piezas del rompecabezas comienzan a encajar, pero aún queda por descubrir si esta captura es apenas la punta del iceberg de un sistema de contrabando que, bajo el disfraz de la ley, se mantenía en funcionamiento.