Impactante fallecimiento de Mario Gómez, el icónico minero chileno rescatado en 2010, sacude al mundo

Mario Gómez, uno de los mineros chilenos rescatados en 2010, ha fallecido. Su historia de supervivencia marcó una era.

El fallecimiento de Mario Gómez, uno de los 33 mineros rescatados en 2010, conmueve a quienes siguen recordando aquel histórico rescate.

Mario Gómez, el emblemático minero que sobrevivió al infierno subterráneo de 2010 en Chile, ha fallecido, dejando un legado imborrable de lucha y supervivencia.

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La noticia cayó como una bomba: Mario Gómez, el más veterano de los 33 mineros que en 2010 vivieron uno de los episodios más dramáticos en la historia de la minería chilena, falleció a los 74 años. Su nombre quedó grabado para siempre como parte de un rescate que, por aquel entonces, capturó la atención del mundo entero.

El derrumbe en la mina San José, ubicada en la región de Atacama, fue el punto de partida de una pesadilla que duró más de 60 días, con 33 hombres atrapados a 700 metros de profundidad, sin saber si vivirían o morirían. Mario Gómez, quien tenía 63 años en ese momento, fue uno de los rescatados en la operación que logró mantener en vilo a más de mil millones de espectadores a nivel mundial.

La noticia de su fallecimiento, divulgada por la funeraria La Candelaria de Copiapó, dejó un amargo sabor de boca. Aunque las causas de su muerte no fueron especificadas, Gómez, como muchos de sus compañeros, llevaba años luchando contra las secuelas de haber trabajado en condiciones precarias. Sufría de silicosis, enfermedad derivada de la exposición prolongada al polvo de la minería, y desde 2017 dependía del oxígeno para respirar.

El episodio de la mina San José no solo marcó la vida de estos 33 hombres, sino que también reveló las profundas deficiencias en los estándares de seguridad de una de las industrias más poderosas de Chile, el mayor productor mundial de cobre. La empresa San Esteban, responsable de la mina, salió impune, y las promesas de cambios estructurales quedaron en palabras vacías.

El 13 de octubre de 2010, cuando Gómez salió al fin de las entrañas de la tierra en la cápsula Fénix, se pensaba que el futuro les sonreiría a estos hombres. Héroes, sí, pero solo de nombre. Las promesas de pensiones vitalicias, viajes, y oportunidades laborales se esfumaron en el aire, dejando en su lugar la frustración y el abandono.

A diez años del rescate, Luis Urzúa, otro de los sobrevivientes, expresó su indignación por cómo fueron tratados después del incidente: “Nos vendieron sueños que nunca se cumplieron. Nos dijeron que teníamos un futuro asegurado, pero seguimos luchando por nuestra dignidad.”

Los mineros, cuyas historias fueron compradas por abogados y productoras, vieron cómo su sufrimiento fue explotado en libros, películas y documentales, sin recibir casi nada a cambio. Lejos de ser celebrados, muchos se transformaron en parias laborales, rechazados por las empresas mineras que temían su capacidad para exigir mejores condiciones de seguridad.

Las secuelas no solo fueron físicas. El trauma de aquellos días sigue persiguiendo a muchos. "Hay noches en que cierro los ojos y vuelvo a sentirme atrapado en esa mina", confesó Luis Sepúlveda, otro de los sobrevivientes. "El miedo de no volver a despertar es algo con lo que uno tiene que aprender a vivir."

El fallecimiento de Mario Gómez reabre una herida que nunca sanó del todo. Aunque sus compañeros continúan luchando por reconocimiento y justicia, su partida recuerda que, a veces, las verdaderas batallas no se libran bajo tierra, sino mucho después de haber visto la luz del día.

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