Joven condenado por muerte con chumbera: un caso que genera polémica

La condena de siete años por un accidente con chumbera genera debate legal sobre el dolo eventual y la responsabilidad en situaciones de riesgo.

Facundo Cuadrado perdió la vida tras recibir un disparo de una chumbera de aire comprimido por parte de un amigo. Un caso que enfrenta la línea entre accidente y homicidio, creando un debate sobre la responsabilidad en situaciones de riesgo.

La sentencia de siete años de prisión para un joven acusado de homicidio con dolo eventual ha abierto un debate sobre los límites entre accidente y responsabilidad penal.


Entre incidentes, debates legales y una sentencia inesperada: en 2022, el caso del joven condenado por la muerte de un amigo con una chumbera de aire comprimido se ha vuelto viral. Un proceso legal lleno de controversia y debate se desarrolló en torno a si era un caso de homicidio culposo o, específicamente, dolo eventual. A pesar de todo ello, la cuestión del caso fue resuelta con una sentencia de siete años de prisión, lo que provocó un gran escándalo en torno a la responsabilidad legal en situaciones de riesgo.

La Fiscalía de Tacuarembó, liderada por la fiscal Ángela Bonke y su Unidad de Litigación Estratégica de Fiscalía, puso a prueba todo un concepto jurídico clave: dolo eventual. A pesar de no tener la intención de matar a nadie, la actitud del joven fue considerada lo suficientemente peligrosa para permitirle prever el resultado. Con esta lógica, la sentencia de la Fiscalía diría al director de Comunicación de la Fiscalía, Javier Benech, un fallo que parece haber sentado un precedente importante sobre cómo se deben manejar estos casos.

El domingo 20 de febrero de 2022 murió Facundo Nicolás Cuadrado Rodríguez, un joven de 18 años, y todo comenzó. En primera instancia, la fiscal Mabel Brites pidió una condena de 12 años de prisión efectiva, independientemente de los créditos dados por prisión preventiva. Sin embargo, las cosas cambiaron, y la sentencia final fue de sólo siete años, una decisión que algunos consideraron controvertida porque reflejaba la complejidad de la cuestión penal en términos paucos.

La sentencia fue, de alguna manera, polémica: la víctima fue asesinada por una maniobra imprudente o simplemente murió por accidente. Desde la defensa del joven se argumentó que era un accidente, pero la Fiscalía se mantuvo firme en la idea de que se debía calificar. Argumento que desató la polémica y llevó a la sociedad a debatir entre la imprudencia y la culpa en situaciones de alto riesgo.

No fue el único hecho controvertido: las declaraciones locales pusieron en tela de juicio las circunstancias del hecho y dejaron a muchos con la pregunta de si la figura del dolo eventual debería aplicarse. Según la Fiscalía, fallo inequívoco: por más que el joven no quisiera la tragedia, su desafío creó las circunstancias para que ocurriera.

A pesar del debate que continúa, el fallo del caso constituye un paso importante en los límites entre el homicidio y el accidente cuando los riesgos son reales. La cuestión queda en el aire: ¿esta es solo una sentencia o una ejecución en un trágico suceso? La respuesta, tal vez, la tenga el tiempo y todas las implicaciones legales abiertas sobre este asunto.

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