La defensa de la reforma jubilatoria se enfrenta a desafíos internos y externos, mientras el plebiscito sindical cobra fuerza.
Mientras Lacalle Pou sostiene la reforma jubilatoria, los partidos de la Coalición parecen evitar involucrarse en su defensa pública y estratégica.
Uruguay: Entre mates, reformas y silencios incómodos
Por Lucía Fernández
Periodista
Acá te va el cuento: Lacalle no solo impulsó la reforma, la presentó en sociedad, la discutió con los vecinos y, con la frente en alto, la sacó adelante en el parlamento. Pero ahora, cuando hay que defender lo que ya está en la mesa, el silencio reina en los corredores de la política.
Un mate lavado en la Coalición
El PIT-CNT, con el sindicalista Óscar Andrade a la cabeza, le está metiendo con todo al plebiscito para tumbar la reforma. Y mientras tanto, ¿dónde están los defensores? A Lacalle lo dejan solo, cebando mate lavado, mientras los demás de la Coalición parecen mirar sus celulares o, peor aún, ni siquiera aparecer en la ronda.
¿Proselitismo? ¿Dónde?
Algunos frentistas acusan a Lacalle de estar haciendo proselitismo al defender la reforma. Que se agarren del artículo 77 de la Constitución, que dice que los presidentes no pueden hacer campaña electoral. Pero, ¿es esto proselitismo o simplemente defender lo que se hizo con convicción? Porque, seamos sinceros, no estamos hablando de prometer en campaña, estamos hablando de mantener lo que ya fue votado.
La pregunta que todos evitan
En las mesas de café, en las ferias del barrio, la gente lo dice: “¿Por qué ahora, si todos votaron la reforma, no la defienden?”. Y no es solo una queja al viento, es una pregunta legítima. Porque si vamos a jugar el partido, juguemos hasta el último minuto. No se puede quedar en el banco cuando más se necesita la voz.
Es como en el fútbol, ¿no? Podés tener un equipo que jugó bárbaro, pero si no se paran en la cancha para el segundo tiempo, ¿de qué sirve? En política, como en la vida, el silencio también es una postura. Y en este caso, el silencio pesa.
Puntos suspensivos...
La gira por el interior que hacen los políticos debería ser más que un paseo. Que expliquen, que cuenten por qué esta reforma, aunque no sea perfecta, es mejor que la incertidumbre que propone el plebiscito. Pero no, el mensaje no llega, los dirigentes de la Coalición parecen preferir un bajo perfil.
Y así estamos, con algunos tomando mate dulce y otros con la bombilla en la mano, pero sin decir nada. Porque al final, las palabras importan. Y el que se calla, otorga.
Un yerro que se paga caro
Mientras tanto, los sindicalistas siguen avanzando, cada día sumando adeptos. El terreno que dejaron libre los defensores de la reforma se está llenando, y cuando miren para atrás, quizás ya sea tarde. ¿Será que les pesa más el cálculo electoral que la responsabilidad de defender lo que crearon?
El problema de todo esto es que el yerro lo pagamos todos. Uruguay no se puede dar el lujo de una marcha atrás en la jubilación, pero si seguimos así, es lo que va a pasar. Y la culpa no será solo de los que hicieron campaña por el “Sí”, sino también de los que decidieron callar.
¿Y ahora qué?
Lacalle Pou hizo su parte, le puso el pecho a la reforma, y hoy es el único que sale a dar explicaciones. Pero esto no es una jugada individual. Cada legislador, cada candidato, tiene la responsabilidad de hablar. Porque si hay algo que no podemos permitirnos en este país, es la pasividad. No ahora, cuando el futuro de las jubilaciones, y con él, el de miles de uruguayos, está en juego.
Así que, si estás leyendo esto, preguntate: ¿qué harías si estuvieras en su lugar? ¿Seguirías callado o te jugarías por lo que creés? Porque la política, como el mate, es para compartir, pero también para defender cuando es necesario.