Los Minutti acaparan los cargos en Salto: ¿amiguismo descarado en cargos públicos?

Salto arde tras las denuncias de nepotismo en las contrataciones de la familia Minuti. El amiguismo político acapara cargos estratégicos.

Las críticas aumentan tras las revelaciones de contrataciones familiares en el departamento de Salto, cuestionando la transparencia.

Las contrataciones de Valentina Vargas Minutti y Eduardo Minutti desatan un escándalo en Salto, con denuncias de nepotismo y la falta total de transparencia en cargos públicos.

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La política en Salto ha alcanzado niveles de cinismo pocas veces vistos, y al centro del escándalo están los nombres Minutti y Vargas. En un ambiente ya de por sí cargado de sospechas, la revelación de que Valentina Vargas Minutti, hija de la subdirectora del hospital de Salto, Lucía Minutti, fue contratada en la Regional Norte sin pasar por los filtros de una competencia abierta, desató una ola de indignación según publica el Portal Crónicas del Este. La comunidad local no tardó en reaccionar y en señalar lo evidente: el amiguismo y el nepotismo se han convertido en la norma descarada en la política salteña.

Pero la historia no termina con la joven Valentina. Su tío, Eduardo Minutti Reyes, bien conocido por su vinculación al Partido Colorado, también aparece en el ojo del huracán. Este arquitecto logró, sin que nadie parpadease, un jugoso contrato de 697,000 pesos en el Banco República para obras en su sucursal de Salto. Todo parece indicar que el apellido Minutti es sinónimo de puertas abiertas en la administración pública, y no por su talento o experiencia, sino por sus contactos familiares.

¿Es esta una sorpresa? No para los que llevan años observando cómo se mueven los hilos en la política salteña. Lucía Minutti, subdirectora del hospital y pieza clave del Partido Nacional, parece haber hecho valer su influencia para que su hija ingresara a la Regional Norte sin mayores esfuerzos. Es difícil no conectar los puntos cuando ves que en la misma lista en la que figura Valentina, Lucía ocupa el primer lugar. ¿Casualidad? Nadie lo cree.

El amiguismo descarado que se respira en Salto va más allá de lo que muchos ciudadanos están dispuestos a tolerar. "Es un robo a la confianza pública", afirma una fuente que prefirió mantenerse en el anonimato. "Ya no es solo la política, están jugando con las oportunidades laborales de los que realmente lo merecen".

Las críticas se acumulan: los que defienden una meritocracia real y piden a gritos transparencia ven cómo sus reclamos caen en saco roto. Mientras tanto, los Minutti, bien colocados en distintas posiciones de poder, siguen amarrando contratos y oportunidades sin rendir cuentas a nadie. Las denuncias no tardaron en aparecer, con medios locales destapando más detalles sobre estos contratos familiares que solo confirman lo que muchos ya sospechaban: la política en Salto está secuestrada por los intereses familiares.

¿Dónde están los mecanismos de control? Esa es la pregunta que flota en el aire, pero la respuesta parece ser el silencio cómplice. La falta de concursos públicos transparentes, la opacidad en las decisiones y la continua concentración de poder en manos de unos pocos han convertido a Salto en el escenario de un nepotismo descarado. Los ciudadanos de a pie lo saben, lo ven a diario, y aunque sus voces se alzan, el sistema parece inquebrantable.

"La política en Salto no se renueva, se perpetúa", comenta un observador local, harto de lo que llama "la dictadura del apellido". Y es que parece que, en lugar de servir al pueblo, algunos han decidido servirse a sí mismos y a sus familias.

Este escándalo es solo la punta del iceberg de lo que parece ser una red bien orquestada de favores familiares en el manejo de los recursos públicos. Si bien las autoridades han guardado silencio, la comunidad salteña espera que, más temprano que tarde, haya consecuencias para quienes han hecho del nepotismo su modo de vida.

Por ahora, los Minutti siguen bien posicionados, sin señales de retroceder. Pero la indignación crece, y Salto está más que listo para exigir explicaciones. ¿Cuánto más aguantará la ciudadanía antes de que las demandas de transparencia y justicia se conviertan en una exigencia imposible de ignorar?

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