Operativo policial en calle 17 Metros y Rincón, que culminó con la detención de una mujer armada tras un violento asalto.
Una mujer fue detenida en calle 17 Metros y Rincón luego de atacar a un repartidor con un cuchillo. La policía logró detenerla tras un enfrentamiento, incautando dos armas.
Era una mañana como cualquier otra en la intersección de calle 17 Metros y Rincón, una zona complicada de la ciudad, hasta que la violencia irrumpió de manera imprevista. A las 09:10, un repartidor que realizaba su recorrido diario vivió una pesadilla. Lo que comenzó como un día laboral terminó en un tenso enfrentamiento con una mujer armada, decidida a robarle junto a su cómplice.
El repartidor, un hombre de 31 años, circulaba en su camioneta sin imaginar que se toparía con una situación tan extrema. Una mujer joven, de apenas 23 años, se paró en su camino, obligándolo a detenerse de golpe. Mientras el hombre miraba por el espejo retrovisor, notó cómo otro individuo aprovechaba la distracción para saquear la parte trasera del vehículo y llevarse mercadería. Pero la sorpresa vino de frente: la mujer, sin vacilar, sacó un cuchillo y lo atacó directamente.
El repartidor sufrió un corte leve en la cadera, un ataque inesperado que lo dejó aturdido por unos segundos. Mientras tanto, el cómplice se esfumaba con las cajas robadas, dejando a la mujer atrás, como si todo fuera parte de un plan más complejo. Sin embargo, el asalto no terminó allí.
El trabajador, aunque herido, pudo llamar al 911. La policía llegó rápidamente al lugar y encontró a la agresora aún en la escena, desafiante. Llevaba no solo el cuchillo con el que había atacado al repartidor, sino también una punta carcelaria, que blandeaba amenazante frente a los efectivos. Lejos de rendirse, la mujer decidió enfrentarse a los oficiales, lanzando amenazas e intentando resistirse al arresto.
Los minutos siguientes fueron una mezcla de tensión y caos. Los agentes intentaron calmarla, pero su actitud violenta empeoró la situación. Finalmente, lograron reducirla, incautando las armas que llevaba consigo. El repartidor, aunque conmocionado por lo ocurrido, formuló la denuncia y se aseguró de que los hechos quedaran registrados para la justicia.
Mientras tanto, el cómplice sigue siendo un enigma. Logró escapar antes de que la policía pudiera reaccionar, dejando tras de sí solo las huellas del robo. La investigación ahora se centra en identificar al hombre que se llevó la mercadería y en entender los motivos detrás de este brutal asalto.
Los vecinos de la zona, acostumbrados a los conflictos en calle 17 Metros, no podían creer lo sucedido. “Fue todo tan rápido, parecía una locura”, comentó uno de los testigos que vio el operativo policial. La sensación de inseguridad crece, y el incidente dejó una marca profunda en una comunidad que no suele ser testigo de episodios de violencia tan descarados a plena luz del día.
Este asalto en Salto no es simplemente un robo más. Es un reflejo de cómo la violencia puede irrumpir en los lugares más complicados y alterar la vida cotidiana de manera dramática. La justicia deberá actuar rápidamente para procesar a la agresora y continuar con la búsqueda de su cómplice. Mientras tanto, queda en el aire la pregunta: ¿qué llevó a estos delincuentes a tomar acciones tan extremas?
Lo único seguro es que el repartidor, aunque herido, vivirá para contar una historia que difícilmente olvidará, y Salto tendrá que reflexionar sobre cómo enfrentar este tipo de crímenes que, poco a poco, empiezan a aparecer en sus calles.