Cáncer de mama cobra dos vidas diarias en Uruguay: la prevención sigue siendo insuficiente

El cáncer de mama es una de las principales causas de muerte en Uruguay. A pesar de los avances en la detección temprana, la falta de políticas que promueven hábitos saludables sigue siendo un obstáculo.

Las campañas de concientización y prevención son clave para reducir las cifras alarmantes de mortalidad del cáncer de mama.

Uruguay enfrenta el desafío de mejorar la detección del cáncer de mama y facilitar el acceso a hábitos de vida saludables.

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El cáncer de mama todavía es motivo de preocupación en Uruguay: el número de casos varía entre 1800 y 2000 diagnósticos anuales, y de 700 a 800 de ellos termina en la muerte. Dichas estadísticas, a pesar de su desalentadora precisión, también resaltan la importancia sin precedentes y multidimensional de la detección temprana: como insisten los profesionales, puede ser literalmente una cuestión de vida o muerte. En Uruguay, se llevan a cabo campañas regulares para concientizar a la población sobre los exámenes de mamografía preventivos, lo que dio muy buenos resultados: muchos casos se identifican en la etapa temprana cuando el tratamiento es más eficiente. 

No obstante, las parecidas cifras de historial de muerte indican cuánto falta por hacer. Dahiana Amarillo, oncóloga de la Cátedra Oncológica del Hospital de Clínicas, precisó la importancia de los cambios en las políticas públicas en una entrevista reciente: “A veces, lo peor de todo es la disponibilidad de alimentos dañinos. Las opciones saludables son ricas, pero no siempre son accesibles ”. Es ampliamente lamentable que sea un problema, especialmente en un contexto de vínculos tan fuertes con la agronomía.

La frecuencia del cáncer de mama, así como otros tipos de cáncer, disminuye con hábitos saludables. La alimentación y la dieta son fundamentales. La mayoría de los expertos están de acuerdo en que una dieta rica en frutas y verduras, junto con la eliminación del tabaquismo, puede reducir el riesgo de cáncer en un 30% . En un país donde el asado de carne es un elemento central de la cultura, cambiar la dieta es un reto. Sin embargo, la cultura uruguaya profundamente arraigada en el asado y otros alimentos basados en la carne necesita ser remodelada para lograr los dramáticos beneficios en la salud estudiados en los casos en los que la dieta cambia.

La falta de ejercicio y vida sedentaria es otro factor común en la mayoría de los tipos de cáncer. En Uruguay, pasear por los parques está muy extendido y la disponibilidad de espacio público abierto por persona probablemente sea bastante alta. A pesar de esto, también es probable que la barrera cultural aún exista. Ir al gimnasio o al campo a practicar deporte no es común en Uruguay; aún más importante, muchos uruguayos, en particular, los habitantes de Montevideo, no caminan. Sin embargo, a pesar de estos sencillos pasos, hay una barrera económica muy clara e innegable. Comer sano y practicar deporte son en general caros. 

Las verduras caras frescas cuestan mucho más que la comida chatarra, y comer chatarra todos los días es la única opción viable. Igualmente, la infraestructura y los gimnasios en el país están lejos de ser accesible para muchos.

En lo que respecta a la detección y prevención, Dahiana Amarillo instó a la creación de políticas públicas que faciliten el acceso a hábitos más saludables. “El Estado tiene que intervenir para que las opciones saludables sean las más accesibles”, observa. 

Esto implica regulaciones que incentiven la producción y distribución de alimentos más sanos y la creación de espacios de ejercicio accesibles para todos los uruguayos. Por último, si bien la ciencia médica sigue avanzando y la detección temprana sigue salvando vidas, Uruguay está librando una batalla paralela.

Es una pelea por una mejor calidad de vida, donde la alimentación saludable y el ejercicio regular desempeñan un papel crucial en la prevención de enfermedades como el cáncer. Se debe abordar desde el nivel individual hasta el gubernamental, y todo en el medio, para garantizar que las generaciones futuras vivan más llenas y corran menos riesgo de sufrir esta enfermedad.