Salle celebra su ingreso al Parlamento, prometiendo desafiar las prácticas políticas tradicionales desde su partido Identidad Soberana. Foto: Gastón Britos / FocoUy
Gustavo Salle logra el ingreso de Identidad Soberana al Parlamento, obteniendo dos bancas en Diputados. Promete desafiar al sistema y combatir desde adentro la corrupción.
En un giro inesperado de las elecciones de 2024, Gustavo Salle, líder del partido Identidad Soberana, ha conseguido asegurar dos bancas en la Cámara de Diputados, marcando un hito para su joven formación política. Con un 3,8% de los votos, Identidad Soberana ha captado la atención de un sector del electorado uruguayo desencantado con la política tradicional y sediento de una voz contestataria en el Parlamento. Esta entrada de Salle, abogado y conocido crítico de la “casta política” y las prácticas corruptas en el país, se presenta como un símbolo de disconformidad y una declaración de intenciones contra el sistema que él mismo ha calificado de “vendepatria”.
Salle, quien esperaba los resultados junto a sus seguidores, calificó esta victoria como el ingreso de “la voz del pueblo de a pie” en un ámbito que, según él, ha estado monopolizado por sectores interesados en perpetuar sus propios beneficios a costa del ciudadano. común. “Entramos en la de los vendepatria”, afirmó Cueva, en un discurso cargado de simbolismo y con promesas de desafiar lo que considera la complicidad de los grandes partidos en la “degradación del país”. La victoria, lejos de ser solo un triunfo electoral, representa para Salle una plataforma desde la cual impulsará sus ideas para combatir la corrupción y reformar un sistema que describe como “putrefacto y esclavizante”.
La estrategia política de Identidad Soberana ha sido clara desde sus inicios: posicionarse como una alternativa radical frente al Frente Amplio y la coalición multicolor, denunciando constantemente las prácticas corruptas en ambas. Con un discurso polarizado, Salle ha atacado a la clase política por su falta de transparencia y su supuesto sometimiento a intereses externos. Este posicionamiento, aunque polémico, ha resonado con una porción de la ciudadanía uruguaya que se siente desilusionada con los partidos tradicionales y ha decidido apoyar esta postura alternativa.
Sin embargo, no todo ha sido aplausos y apoyos para Salle. Su reciente decisión de colocar a su hija, Nicole Salle, como suplente tanto en el Senado como en la Cámara de Diputados ha suscitado una ola de críticas. Desde sus comienzos, Salle ha basado su discurso en la denuncia del nepotismo y el favoritismo dentro de la política, por lo que la inclusión de su hija en estas listas ha sido interpretada por algunos sectores como una contradicción flagrante. Sus detractores no han tardado en señalar que el candidato, quien se ha autoproclamado defensor de la ética pública, podría estar cayendo en las mismas prácticas que critica.
Para muchos, esta decisión plantea interrogantes sobre el verdadero alcance de su compromiso con la transparencia y la renovación política. Mientras sus seguidores defienden la designación de Nicole como un respaldo natural dentro de un partido en crecimiento, los críticos han cuestionado cómo puede Salle reconciliar su postura antinepotismo con esta elección familiar. Ante estas acusaciones, el líder de Identidad Soberana ha respondido que su prioridad es rodearse de personas de confianza en la lucha que se avecina en el Parlamento, aunque no ha aclarado detalles sobre el papel que desempeñará su hija en el partido.
Por su parte, Gustavo Salle ha redoblado sus críticas en la antesala del balotaje. Refiriéndose a la segunda vuelta como “el balotaje de dos asociaciones para delinquir que entregaron la patria”, Salle ha reafirmado su postura de no alinear a su partido con ninguno de los candidatos que pasaron a la segunda vuelta, posicionándose de manera independiente y contraria a ambos. Para la jornada del balotaje, ha anunciado que depositará en la urna una hoja firmada de Identidad Soberana, en un gesto que según él simboliza su rechazo total hacia los “sicarios del pueblo uruguayo”, como definir a los políticos tradicionales.
Con su llegada al Parlamento, Salle se enfrenta ahora al desafío de transformar su retórica de denuncia en acciones concretas. Su discurso, que ha calado en un electorado crítico, deberá ahora adaptarse a las realidades de la negociación política y la construcción de consensos. La bancada de Identidad Soberana, con sus dos diputados, será una presencia desafiante en la Cámara, prometiendo ejercer una vigilancia férrea y, según Salle, combatir desde dentro los machos que hasta ahora ha denunciado desde afuera.
Este nuevo capítulo plantea un reto tanto para Salle como para el sistema político uruguayo, que recibe en su seno a una figura que no solo cuestiona sus métodos, sino que promete sacudir sus cimientos desde adentro.
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