Durante la veda electoral, los comercios deben abstenerse de vender o promocionar bebidas alcohólicas para asegurar una votación tranquila.
La veda alcohólica prohíbe vender, distribuir o promocionar bebidas alcohólicas en comercios para fomentar un ambiente de votación seguro y estable.
En la antesala de las elecciones nacionales en Uruguay, el próximo domingo 27 de octubre, entrará con vigor una medida que ya es tradición en el país: la veda alcohólica. A partir de las 20:00 horas del sábado 26 y hasta el cierre de las mesas de votación el domingo a las 19:30 (con posibilidad de extenderse hasta las 20:30), la venta y el gasto de bebidas alcohólicas estarán terminantemente prohibidos. en todo el territorio nacional. Así lo explicó Pablo Klappenbach, ministro de la Corte Electoral, quien detalló las restricciones y el alcance de esta normativa, que busca preservar la transparencia y el orden en un momento clave para la democracia uruguaya.
La veda alcohólica, una medida reglamentada en las leyes electorales de Uruguay, apunta a reducir cualquier conducta que pudiera interferir en el normal desarrollo de la jornada electoral. Abarca todo tipo de comercios, desde pequeños almacenes de barrio hasta supermercados y restaurantes de alta gama. En cualquiera de estos establecimientos, la venta de alcohol estará suspendida durante el período establecido, subrayó Klappenbach. La medida, sin embargo, no solo se limita a la venta directa. La normativa también considera como infracción el ofrecimiento de bebidas alcohólicas, incluso sin intercambio monetario, como podrían ser promociones donde se entregue una copa de cortesía a los clientes.
La ley es clara y estricta: cualquier forma de gasto con intenciones de venta queda prohibida durante la veda, lo cual incluye iniciativas promocionales que puedan incentivar el consumo. “Si bien en este caso no se trata de una venta propiamente dicha, sí se consideraría un gasto con multas comerciales, lo que está explícitamente vedado por la normativa”, indicó Klappenbach.
El concepto de veda alcohólica en Uruguay es una peculiaridad del sistema electoral que responde al espíritu cívico de un país que toma con seriedad el acto de votar. No obstante, la veda suele generar debates cada vez que se acerca a una instancia electoral, ya que algunos consideran que se trata de una restricción excesiva y anticuada. Sin embargo, quienes defienden la medida argumentan que favorecen un ambiente de serenidad, minimizando las posibilidades de desórdenes o de afectación a la capacidad de los presionados para ejercer su derecho en condiciones óptimas.
La prohibición no solo tiene implicancias comerciales, sino que también lleva a ciertos sectores a modificar sus dinámicas habituales. Muchos restaurantes, especialmente aquellos que basan buena parte de su oferta en la venta de vinos o licores, deben reorganizar sus propuestas para ajustarse a las limitaciones. Algunos locales aprovechan la veda para promocionar bebidas sin alcohol, y otros directamente optan por cerrar durante el período en que rige la normativa. Esto se traduce en un fenómeno particular para quienes están de visita en el país y desconocen la legislación, encontrándose con una realidad de bares y supermercados que, temporalmente, excluyen el alcohol de sus estantes.
Las autoridades enfatizan que el cumplimiento de la veda alcohólica será monitoreado de manera estricta. En caso de que algún comercio infrinja la normativa, se aplicarán sanciones conforme a lo dispuesto en las leyes vigentes. De esta manera, la Corte Electoral se asegura de que el proceso de votación se desarrolle en un entorno respetuoso y sin distracciones, reafirmando el compromiso del país con un ejercicio democrático ordenado.
En términos históricos, la veda alcohólica en elecciones no es exclusiva de Uruguay. Países como Brasil y Argentina también han implementado restricciones similares en diferentes momentos. Sin embargo, Uruguay se destaca por el rigor y la constancia con la que aplica esta disposición, sin importar la magnitud de la elección, ya sea nacional, departamental o municipal.
A medida que el país se prepara para una nueva jornada electoral, la veda alcohólica se convierte en una pieza más de ese entramado de normas que aseguran un proceso transparente. Así, los uruguayos se aprestan a cumplir con su deber cívico en un ambiente donde, aunque a veces se percibe como restrictivo, el respeto y la formalidad son valores que aún pesan.
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