Clamor en Maldonado: piden justicia para Milagros Chamorro y denuncian fallas en la respuesta judicial

Protesta en Maldonado exige justicia para Milagros Chamorro y visibiliza la desprotección de las víctimas de abuso ante la Justicia.

Manifestación en Maldonado reclama justicia y expone el sufrimiento de las víctimas de abuso en su lucha por una respuesta judicial efectiva.

La movilización por Milagros Chamorro expuso el temor y la angustia de las víctimas de abuso que claman por justicia y protección efectiva.


Este viernes por la tarde, en Maldonado, decenas de personas se congregaron para exigir justicia en el caso de Milagros Chamorro, una joven de 27 años que denunció haber sido víctima de una violación grupal cuando tenía solo 15 años. La movilización tuvo un giro especialmente emotivo cuando otra joven, también llamada Milagros, compartió su propia experiencia de abuso en un testimonio lleno de dolor y frustración. Frente a la audiencia y ante las cámaras, ella habló sobre el abuso que sufrió desde los 12 hasta los 15 años a manos de su propio padrino, el hermano de su padre.

“Lo denunciado hace seis años y dos meses, y la Justicia no ha hecho nada. Él sigue libre, viviendo en San Carlos. Yo no puedo ver a mi familia paterna ni siquiera a mi prima, que es lo que más quiero. Mientras él está libre, yo vivo con miedo de que me mate si nos cruzamos”, compartió Milagros. Cada palabra dejaba ver el peso del miedo constante que carga día a día, esa sensación de que su vida quedó congelada en un ciclo de angustia y desprotección.

El periodista Kevin Rodríguez registró su testimonio en un video que fue rápidamente difundido y que muestra el profundo dolor de Milagros, un dolor compartido con muchas otras personas. Con voz quebrada, ella confesó: “Vivo con el mismo miedo que Milagros Chamorro. La misma angustia de pedir ayuda y sentir que la Justicia solo baja la cabeza”. Cuando le preguntaron sobre su caso, confirmó que estaba en la Justicia, pero que, hasta el momento, no había recibido el apoyo necesario. Su desesperación la ha llevado incluso a situaciones extremas: “Más que llorar, no puedo hacer más. Ya intenté quitarme la vida varias veces. Es algo terrible”, dijo con honestidad.

Milagros continuó describiendo a su agresor, a quien caracterizó como un hombre violento, con antecedentes de maltrato hacia su pareja y su hija. El miedo no desaparece, ni la amenaza que percibe cada vez que piensa en la posibilidad de un encuentro. “El trauma, el miedo, eso no cesa nunca. A las víctimas nos quedan las pesadillas de por vida”, explicó. Milagros relató además cómo la Justicia, en lugar de ser un soporte, solo ha sumado frustración. “Nunca me hicieron una pericia forense, ni un forense ni un psicólogo me vieron. Luego de seis años, tuvimos la primera audiencia y recién ahí le dieron una orden de alejamiento”, afirmó.

En cada frase de su testimonio se sintió la carga emocional de una joven que lleva seis años buscando una respuesta. El tiempo ha pasado, pero el dolor sigue presente. Su relación no solo resonaba con los presentes, sino que reflejaba la realidad de muchas personas que han sufrido abusos y que sienten que el sistema les ha fallado.

La movilización en Maldonado fue un grito colectivo, una señal de que las víctimas no están solas en su lucha por justicia. Milagros finalizó su intervención expresando que estaba allí “no solo por Milagros Chamorro, sino por todas las mujeres que estamos luchando para que la Justicia nos escuche”. Cada palabra de su testimonio fue un llamado a la empatía ya la acción, buscando que las instituciones respondan con el compromiso y la protección que, hasta ahora, les han sido negados a muchas personas en situaciones similares.

Este encuentro en Maldonado fue una muestra de que el dolor de las víctimas no pasa desapercibido y que, al unirse, la sociedad puede exigir una Justicia más comprometida. El impacto de esta movilización trasciende los nombres de quienes compartieron sus historias, registrando la urgencia de reformar y fortalecer el sistema para proteger a las personas en situaciones de vulnerabilidad y, sobre todo, para prevenir futuros abusos. Cada voz presente en Maldonado fue un recordatorio de la importancia de no bajar la cabeza y de seguir luchando por una sociedad más justa y segura para todos.


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