Cristina Fernández en una de sus presentaciones, transmitiendo autenticidad y pasión en cada nota y en cada verso
Cristina Fernández, símbolo de la música uruguaya, combina folklore y raíces gallegas en una trayectoria marcada por pasión, identidad y autenticidad.
Cristina Fernández, nacida en Montevideo el 13 de noviembre de 1946, es una de esas artistas que deja una huella duradera. Con más de cuarenta años de trayectoria, ha marcado la música popular uruguaya, transformándola en una verdadera expresión de identidad y emociones compartidas. Su carrera comenzó de manera humilde, formándose junto a maestros de renombre como Daniel Viglietti en guitarra y Nelly Pacheco y Mabel Moreno en canto. Esa base fue el nacimiento de una carrera que no solo se sostiene, sino que sigue creciendo y resonando en cada escenario que pisa.
El momento decisivo en su vida artística llegó en 1976, cuando conoció a Washington Carrasco. Desde ese día, Cristina y Washington formaron un dúo que no solo ha sido emblemático, sino profundamente querido en Uruguay. Sus presentaciones no son solo música; son momentos de conexión genuina. Ambos han recorrido escenarios nacionales e internacionales, ofreciendo algo más que canciones: historias, emociones y una complicidad que traspasa los años. Para quienes han crecido escuchándolos, sus canciones son recuerdos de familia, amigos y emociones compartidas.
Además de su trabajo junto a Carrasco, Cristina desarrolló una faceta solista que conecta con sus raíces gallegas. En producciones como Falade Galego (1983) y Cristina Fernández canta a Rosalía de Castro (2012), Cristina explora su herencia con un respeto y una pasión que se sienten en cada nota. Para ella, cantar en gallego es más que interpretar; es volver a sus ancestros y compartir un pedazo de su historia familiar con el público. Esta faceta de su carrera muestra su versatilidad y su capacidad para hacer que una lengua extranjera resuene con quienes la escuchan en Uruguay, generando empatía y emoción.
El impacto de Cristina en la cultura uruguaya no ha pasado desapercibido. En 2019, fue honrada con la Medalla Delmira Agustini, un galardón que el Ministerio de Educación y Cultura otorga a quienes han dejado un legado en el arte nacional. Este reconocimiento es un reflejo de la admiración y el respeto que ha ganado. Cristina no es solo una artista; es una embajadora de las tradiciones y del folklore que tanto ama, tanto uruguayo como gallego.
Uno de los momentos más emotivos de su carrera reciente ocurrió en noviembre de 2020, cuando celebró 44 años de trayectoria en el Teatro Solís. En esa ocasión, presentó su disco Palabras de amor , una obra que explora las distintas facetas del amor a través de géneros como el bolero, el fado y la habanera. Para Cristina, cada género le permite contar una historia diferente, ofrecer una perspectiva única del amor. Aquella presentación fue especial, no solo para ella, sino para un público que la ha seguido de cerca durante décadas y que ve en cada canción un trozo de su propia vida.
Dos años después, en junio de 2022, Cristina y Washington volvieron al Solís para celebrar sus 46 años juntos. Este evento no solo demostró la solidez del dúo, sino también la vigencia de su música. Cada recital de Cristina y Washington es una experiencia en la que el público no solo escucha, sino que vive cada canción.
Cristina Fernández ha demostrado que la música es un lenguaje universal, una forma de comunicación que va más allá de las palabras. Su carrera es un recordatorio de que, cuando el arte nace del corazón, puede conmover y trascender. Hoy, Cristina sigue siendo una figura esencial de la música uruguaya, una voz que representa el amor por la tierra, las raíces y la cultura. Y, para quienes han tenido el privilegio de escucharla, su legado permanecerá siempre.
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