Familiares exigen justicia tras el asesinato de una joven de 16 años, víctima de una agresión sin motivo evidente.
Madre de joven asesinada relata momentos previos al crimen y pide justicia, dejando claro que su hija no estaba involucrada en conflictos.
La madre de Avril, la adolescente de 16 años asesinada el lunes en su propia casa del barrio Maracaná, rompió el silencio este martes, narrando los momentos desgarradores que rodearon el trágico episodio. Según su relato, el ataque ocurrió a las 14:10 horas, cuando Avril acababa de regresar del liceo y se encontraba en el living haciendo sus tareas. En una casa donde las puertas abiertas son símbolo de confianza en el entorno, la calma se vio brutalmente interrumpida. La madre, quien estaba en el fondo de la vivienda con dos de sus nietos, escuchó de pronto gritos y, acto seguido, tres disparos.
“El agresor llegó en moto, ingresó sin anunciarse y, sin siquiera intercambiar palabras, disparó a mi hija”, relató la mujer, todavía conmocionada. “Fue peor que matar a un perro. Mi hija estaba sentada, estudiando. No puedo entender cómo alguien puede ser tan despiadado”, expresó, pidiendo justicia y exigiendo que el caso no sea asociado con venganzas o conflictos de pandillas. Su dolor es profundo, pero su deseo de que se haga justicia por la memoria de su hija la mantiene firme.
Cuando se le consultó acerca de la posibilidad de que el ataque estuviera motivado por alguna venganza, la madre rechazó esta versión de forma categórica. “Esto no tiene nada que ver con eso. Mi hijo ya está preso y cumpliendo por lo que supuestamente hizo, pero mi hija no tenía relación alguna con nada de eso”, aclaró. Con voz firme y serena, explicó que lo único que desea es que se capture al responsable y que el asesinato de Avril no sea distorsionado por teorías fundamentadas o suposiciones sin fundamento. “Quiero que se haga justicia, pero justicia de verdad, no basada en cosas que no son”, subrayó.
Con lágrimas contenidas, la madre también quiso recordar quién era Avril: una adolescente que veía en la educación un camino hacia un futuro mejor. Estudiaba en el liceo de Paso Molino, donde cursaba quinto año, y ya tenía en mente avanzar a sexto, un sueño que, según su madre, se nutría de su dedicación y constancia. “Era muy estudiosa y tenía todo un proyecto de vida. Quería salir adelante, y se esmeraba mucho en sus estudios”, relató, destacando que su hija no tenía ningún vínculo con actividades ilícitas ni con grupos de conflicto.
La versión de los hechos ofrecida por la madre fue confirmada por informes de fuentes policiales y medios de comunicación. El atacante llegó en una motocicleta, estacionó y se dirigió directamente al living de la vivienda. En el interior, Avril estaba absorta en sus tareas, mientras su madre y dos nietos permanecían en el fondo, y su hermano, de tan solo 15 años, estaba en una habitación contigua. Sin aviso ni motivo evidente, el atacante disparó contra la joven, hiriéndola en el tórax y el brazo. Fue trasladada con urgencia al hospital del Cerro, pero, lamentablemente, sucumbió a sus heridas poco después.
La madre, visiblemente afectada, sin duda al señalar que este ataque fue “directo” y “frío”. “Esto fue de golpe. El que vino llegó decidido a matar”, afirmó. Sus palabras no solo retratan su desesperación, sino que también reflejan una certeza sobre la naturaleza premeditada del ataque. La familia, devastada por el dolor, se enfrenta ahora el arduo camino hacia la justicia, con la esperanza de que el culpable sea identificado y llevado ante la ley.
Este trágico caso ha sacudido a los vecinos ya toda la comunidad educativa de Avril. Los docentes y compañeros del liceo de Paso Molino la recuerdan como una joven responsable, comprometida y entusiasta, cualidades que, según su entorno, siempre caracterizaron su personalidad. Desde el día del crimen, numerosos allegados han expresado su indignación y han exigido una investigación exhaustiva que no deje lugar a dudas ni sospechas sin verificar.
Mientras tanto, la madre de Avril continúa firme en su reclamo de justicia, decidido y sin matices. Su mayor anhelo es que el caso de su hija no sea reducido a meras estadísticas de violencia, ni empañado por presunciones sin sustento. Para ella, cada detalle importa y cada paso hacia la verdad es un tributo a la memoria de su hija.
“Avril era una joven que soñaba con un futuro mejor. No quiero que el mundo recuerde a mi hija solo por la tragedia que sufrió, sino por lo que era: una chica que tenía mucho para dar y que quería vivir”.
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