Medidas de seguridad intensificadas tras el intento frustrado de asesinato vinculado a agentes iraníes en plena campaña presidencial
Un alto mando de la Guardia Revolucionaria iraní habría liderado un plan para asesinar a Donald Trump en plena campaña. Otros dos sospechosos fueron detenidos en EE.UU.
Este viernes, el Departamento de Justicia de los Estados Unidos hizo público un caso judicial que involucra cargos criminales relacionados con un presunto complot iraní para asesinar al presidente electo Donald Trump, en un atentado que se habría gestado en plena campaña.
La acusación presentada en una corte federal de Manhattan indica que un alto mando de la Guardia Revolucionaria de Irán habría instruido a un colaborador en el diseño de un operativo que contemplara tanto el seguimiento detallado de Trump como un ataque directo contra su vida.
A través de un comunicado, el Departamento de Justicia confirmó la identificación de Farjad Shakeri como el hombre al que se le ordenó presentar un plan para llevar a cabo el ataque el 7 de octubre de 2024. Según se detalla, Shakeri habría sido instruido para abandonar cualquier otra misión en curso y concentrar sus esfuerzos en el atentado contra Trump, con prioridad absoluta.
En una imagen que captura el clima tenso de la contienda, Donald Trump aparece reflejado en el vidrio antibalas de un estrado mientras se dirige a sus simpatizantes en Lititz, Pensilvania, el 3 de noviembre de 2024. La fotografía, capturada por la agencia AP, refleja la precaución y las medidas de seguridad extremas que rodean a la figura del candidato republicano en estos momentos.
De acuerdo con la denuncia, el funcionario iraní indicó que, si Shakeri no lograba concretar un plan antes de la fecha estipulada, la misión quedaría en pausa hasta después de las elecciones. La lógica detrás de esta decisión sería la creencia de que Trump podría perder los comicios, lo cual facilitaría el atentado en el contexto posterior a la votación.
En paralelo, hay otros dos detenidos en este caso: Carlisle Rivera y Jonathon Loadholt, de 49 y 36 años respectivamente, ambos ciudadanos estadounidenses arrestados en Nueva York. Están acusados de colaborar con el gobierno iraní en actividades de vigilancia sobre un ciudadano estadounidense de origen iraní, según informes de la cadena CNN.
Rivera y Loadholt tuvieron su primera audiencia ante el tribunal este jueves y se encuentran bajo custodia a la espera de su juicio. Al ser consultados por la prensa, los abogados defensores optaron por no emitir declaraciones al respecto.
Christopher Wray, director del FBI, fue contundente al expresar su rechazo: “Los cargos de hoy revelan los esfuerzos continuos y descarados de Irán para tentar contra ciudadanos estadounidenses, incluyendo al presidente electo Donald Trump, líderes gubernamentales y disidentes que han criticado el régimen de Teherán”.
Según Wray, este tipo de actos demuestra que Irán “conspira con criminales y sicarios para atacar y asesinar a estadounidenses en suelo estadounidense, lo cual no será tolerado bajo ninguna circunstancia”.
Este caso se enmarca en un clima de creciente tensión entre ambos países, exacerbado por las especulaciones sobre posibles represalias iraníes. La administración de Estados Unidos teme que Irán busque venganza por el ataque con drones en 2020, ordenado por Trump, que resultó en la muerte del general Qasem Soleimani, una figura clave de la Guardia Revolucionaria. La amenaza potencial apunta no solo a Trump, sino también a varios de sus antiguos asesores que participaron en decisiones estratégicas relacionadas con la operación.
La revelación de este plan frustrado subraya la peligrosidad del escenario político actual, donde la seguridad de figuras de alto perfil como Trump y otros miembros de la élite política de Estados Unidos se ve comprometida en un contexto de tensiones geopolíticas.
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