Un vehículo de transporte se incrementó tras un choque fatal, dejando numerosas víctimas y evidenciando la urgencia de reforzar la seguridad vial.
Un autobús con 45 pasajeros quedó envuelto en llamas tras perder el control, y la cifra de muertos podría elevarse mientras continúan las pericias
¿Alguna vez ha sentido un escalofrío al escuchar sobre esas rutas que parecen tener una historia interminable de accidentes? Hay personas que evitan ciertas carreteras por pura superstición, y otras que piensan que todo se reduce al sentido común oa la atención del conductor. Sin embargo, en esta madrugada de sábado, en la BR-116 de Minas Gerais, la realidad superó cualquier discusión previa. Según el Cuerpo de Bomberos, por lo menos 32 personas perdieron la vida en el choque y posterior incendio de un ómnibus, aunque el número exacto de fallecidos podría ser mayor, posiblemente entre 32 y 35. Algunos testigos, en medio de la conmoción, describieron la escena como algo que no habían visto nunca, con el fuego devorando el vehículo en cuestión de segundos y la carretera cubierta de restos calcinados. El hecho ocurrió en el tramo que todos conocen por su peligrosidad, y las alertas por el pésimo estado de esta vía ya venían sonando desde hace tiempo.
Entre la neblina de la madrugada y el estruendo de los primeros reportes, el temor comenzó a extenderse cuando los equipos de rescate comunicaron que varias víctimas estaban carbonizadas, lo que complicaba la identificación inmediata de los cuerpos. Una voz de los bomberos explicó a la AFP por teléfono que aún no se podía dar una cifra definitiva y concluyente, porque se requeriría una pericia policial detallada para determinar cuántas personas habían quedado atrapadas durante el incendio. Aun así, se manejaba la idea de que el panorama podría empeorar conforme avanzaran las tareas de rescate y los análisis forenses en el lugar de los hechos.
La BR-116, que muchos consideran una de las carreteras más peligrosas de Brasil, sumó otra tragedia con este accidente, registrada alrededor de las 03:30 de la mañana del sábado en el kilómetro 285, muy cerca de Lajinha, en la zona rural. de Teófilo Otoni. Al parecer, el siniestro involucró a un autobús perteneciente a la empresa ENTRAM, y el plan de viaje era llevado a 45 pasajeros desde São Paulo hasta Jequié, en el estado de Bahía. Según la Policía Militar de Minas Gerais, el desenlace fue espeluznante: tras la explosión de un neumático, el conductor perdió el control, el vehículo invadió el carril opuesto y terminó impactando contra una sección llena de piedras, para después incendiarse y salirse de la vía. por completo.
Hay un dato que impresiona a cualquiera: 13 personas lograron escapar con vida, rescatadas por el Servicio de Atención Móvil de Urgencia (Samu). El resto, lamentablemente, no pudo salir a tiempo, por lo que los equipos de rescate tuvieron que enfrentarse a la visión de un escenario dantesco. La Policía Federal de Carreteras (PRF) teme que el número de fallecidos aumenta, considerando que la mayoría de los restos encontrados estaban en condiciones difíciles de reconocer. Este panorama angustiante no terminó ahí. Justo detrás del autobús accidentado, otro vehículo de pasajeros también colisionó, aunque sus tres ocupantes, según fuentes citadas por GLOBO, consiguieron sobrevivir, quizás porque estaban a una distancia suficiente para reaccionar cuando vieron que el primer vehículo se estallaba en llamas.
Los bomberos y los agentes de la PRF llegaron rápidamente para intentar auxiliar a los heridos y recuperar los cuerpos. Sin embargo, la gravedad de lo ocurrido obligó a poner en práctica maniobras complejas. El teniente Alonso Vieira Júnior relató que, para llegar a ciertos sectores donde se encontraban más víctimas, los bomberos tuvieron que usar un cabrestante, mover la estructura metálica del ómnibus y trabajar con sumo cuidado para no dañar aún más los restos. Imaginar ese trabajo en plena noche, con la tensión y el miedo de que el fuego pudiera reavivarse, añade todavía más dramatismo a lo ya de por sí trágico.
La magnitud de este episodio empujó al gobernador de Minas Gerais, Romeu Zema, a anunciar en redes sociales la movilización completa de las fuerzas estatales. Además, informó que aviones del gobierno servirían para transportar personal especializado hasta Teófilo Otoni. Estas aeronaves, pensadas para emergencias, a menudo se usan en circunstancias extremas, como inundaciones o grandes incendios forestales. Ahora se han convertido en un recurso fundamental para afrontar las consecuencias de un choque que sacudió a toda la región. A raíz de ello, la BR-116 se mantuvo cerrada en ese tramo, sin señales claras de cuándo podría volver a abrirse. El tráfico, naturalmente, quedó paralizado, y quienes dependían de esa carretera para desplazarse se encontraron varados o obligados a buscar rutas alternativas igualmente complicadas.
Nadie se asombra de que la BR-116 sea escenario de este tipo de situaciones. De acuerdo con la Policía Federal de Carreteras, se trata de la vía más letal de Brasil, con un registro de 559 muertes en lo que va de 2023. Tan solo en Minas Gerais, las estadísticas de ese mismo año marcan 155 fallecimientos, posicionando a este estado como líder en siniestros mortales. Un estudio de la Confederación Nacional de Transportes (CNT) señala que, entre noviembre de 2022 y octubre de 2023, Minas reportó 712 decesos en accidentes viales, lo que implica que un 12% de las víctimas en carreteras de todo el país se concentraron allí . Para los conductores de larga distancia, esta carretera es un punto de paso casi obligatorio, con sus paisajes que pueden engañar al más confiado y con sus tramos que a veces se encuentran en condiciones precarias.
Algunos vecinos de la zona, que prefieren no dar sus nombres por sentirse sobrepasados con tantas tragedias, afirman que es frecuente escuchar desde sus casas el impacto de choques a lo lejos. Incluso comentan que en diversas oportunidades, antes de la llegada de los bomberos, ellos mismos se han arriesgado con linternas y baldes de agua para ver si podían rescatar a alguien atrapado. Esta vez, sin embargo, la escena fue tan violenta y el fuego tan intenso que gran parte de la gente en los alrededores se sintió impotente frente a semejante desgracia.
El recuento oficial, por ahora, se centra en el dolor de las familias, la supervivencia de 13 pasajeros, la pérdida de más de 30 vidas y la posibilidad real de que esa cifra aumente cuando se terminen las pericias. Mientras tanto, las autoridades continúan trabajando en la identificación de los cuerpos, pues el estado de calcinación dificulta mucho la labor forense. Este es un proceso lento, desgastante y lleno de sentimientos encontrados para quienes deben avisar a los familiares y amigos de las víctimas.
La empresa ENTRAM, propietaria del autobús, no ha emitido grandes declaraciones a la prensa, más allá de expresar condolencias a las familias e indicar que prestará colaboración a las investigaciones. Las autoridades locales, por su lado, hacen hincapié en la importancia de mejorar las inspecciones técnicas a todos los vehículos destinados al transporte de pasajeros, recordando que un solo descubierto –como la falta de mantenimiento de un neumático– puede desencadenar un desastre irreparable.
En el lugar del accidente, la escena estuvo llena de equipos de bomberos, ambulancias y forenses trabajando sin pausa para recoger todo indicio que permita aclarar con mayor precisión lo ocurrido. El cierre de la carretera en el kilómetro 285 generó numerosos problemas logísticos, y muchos transportistas se vieron obligados a esperar con paciencia mientras los agentes realizaban las labores de rescate. De manera simultánea, se iniciaron averiguaciones más profundas para determinar las condiciones en las que el autobús emprendió el viaje: si cumplía con todos los requisitos exigidos, si llevaba un mantenimiento actualizado y, sobre todo, si el conductor contaba con la preparación adecuada para enfrentar. una emergencia de semejante calibre.
El incidente, que lamentablemente se suma a la larga lista de accidentes viales en Brasil, expone nuevamente la urgencia de atender la seguridad de las carreteras y la inspección rigurosa de los automóviles. La BR-116, tan esencial para la conexión de diversos puntos del país, vuelve a estar en la mira de los medios y de los organismos encargados de fiscalizar el tránsito. Algunos se preguntan si las autoridades destinarán más recursos para rehabilitar y señalizar este trayecto, o si la población seguirá siendo testigo de catástrofes repetidas cada cierto tiempo.
Mientras tanto, las familias de las víctimas, en distintos rincones de Brasil, recibirán noticias desoladoras a medida que la policía y los bomberos confirmen las identidades de los fallecidos. En la escena del accidente, las 32 víctimas mortales representan la última cifra confirmada, aun cuando podría haber más. Y en las próximas jornadas se procederá a una revisión de los protocolos, de la mano de los peritajes, que buscará establecer si hubo algún otro factor que contribuyó a la gravedad de este desastre que sacudió la madrugada en Minas Gerais.
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