Dos hermanas fueron condenadas por extorsión tras usar contenido privado para amenazar y obtener beneficios de hombres mayores en redes sociales.
Las hermanas utilizaban redes sociales para obtener fotos íntimas y amenazaban con exponerlas. Sus condenas incluyen prisión y servicios comunitarios.
Dos hermanas fueron condenadas por un caso que mezcla el uso de las redes sociales y el engaño emocional. Ambas mujeres extorsionaban a hombres mayores de edad, amenazándolos con revelar conversaciones de contenido erótico y sexual que sostenían a través de plataformas digitales. Este tipo de delito, cada vez más común, utiliza la confianza y la vulnerabilidad de las víctimas como herramientas para obtener beneficios.
El modus operandi de las condenadas era metódico. Primero, entablaban contacto con hombres a través de redes sociales, muchas veces iniciando conversaciones aparentemente inocuas. Con el tiempo, la charla tomó un giro más íntimo. Las hermanas enviaban fotos limpias y pedían a sus interlocutores que hicieran lo mismo. Una vez que obtenían imágenes comprometedoras, las utilizaban como moneda de cambio, amenazando con enviar el material a los familiares o compañeros de trabajo de sus víctimas si no accedían a sus demandas.
Este caso fue investigado y llevado a juicio por la fiscal de Flagrancia de 16º turno, Bettina Ramos. Mediante un proceso abreviado, se logró la condena de las dos implicadas. Una de ellas, identificada con las iniciales SH, fue sentenciada a cuatro años de prisión por un delito continuo de extorsión. La otra hermana, VH, recibió una pena más leve: doce meses de libertad a prueba por encubrimiento. Sin embargo, su sentencia incluye medidas estrictas como arresto domiciliario total durante cuatro meses con tobillera electrónica, arresto nocturno de 22:00 a 6:00 por otros cuatro meses, presentación semanal ante una comisaría y la prohibición de cualquier tipo de contacto con el denunciante. o su familia. Además, deberá realizar servicios comunitarios durante 60 días, dedicando tres horas semanales a estas tareas.
Este tipo de casos no solo exponen la creciente sofisticación de las estafas en línea, sino también la vulnerabilidad de las personas frente a los delitos cibernéticos. Para Javier Benech, director de Comunicación de Fiscalía, es crucial que la población esté informada sobre estos métodos. “Las estafas a través de medios electrónicos están a la orden del día. Cuanto más se conozca sobre estas modalidades, más podemos prevenir que otras personas sean víctimas”, afirmó.
Este caso podría haber sido uno más en la creciente lista de delitos cibernéticos, pero destaca por el impacto emocional que genera en las víctimas. La vergüenza y el miedo al escrutinio público son armas poderosas que los delincuentes utilizan para garantizar el silencio de quienes caen en estas trampas. En este contexto, la decisión de denunciar se convierte en un acto de valentía.
Las medidas judiciales impuestas a las condenadas también reflejan un intento de equilibrar justicia y prevención. Mientras una se enfrenta a la cárcel, la otra cumple restricciones que buscan tanto castigar como evitar que vuelva a cometer un delito. Para los expertos en seguridad digital, este caso es un recordatorio de la importancia de la precaución al interactuar en redes sociales. La tentación de compartir contenido privado en un entorno aparentemente seguro puede tener consecuencias devastadoras.
Aunque este caso concluye con la condena de las hermanas, las autoridades hacen un llamado a la ciudadanía para que denunciar cualquier intento de extorsión. La clave para combatir este tipo de delitos radica en no permitir que el miedo o la vergüenza paralicen a las víctimas. Según Benech, “la denuncia es la herramienta más efectiva para frenar a quienes cometen estos crímenes. Mientras más personas denuncian, menos poder tendrán estos delincuentes”.
La historia de estas dos hermanas es una advertencia clara: las redes sociales, aunque ofrecen oportunidades para conectarse con otros, también pueden convertirse en un arma para quienes buscan aprovecharse de los demás. Mantener la cautela, ser consciente de los riesgos y denunciar a tiempo son pasos fundamentales para evitar caer en estas redes de engaño.
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