La falta de control y transparencia en la gestión compromete recursos clave que podrían beneficiar a la comunidad.
Denuncian corrupción y descontrol en una institución clave, con irregularidades en el manejo de fondos, deforestación sin control y falta de transparencia en la distribución de recursos.
Lo que está pasando con la CTM de Salto Grande ya no sorprende, pero igual indigna. Una institución que debería ser la locomotora del desarrollo para el litoral del país se ha convertido en un agujero negro donde entran millones y salen favores, acomodos y negocios turbios.
Desde el 2021, una empresa de Rivera, contratada a dedo y sin licitación, viene deforestando un parque indígena nativo con especies protegidas. Lo más grave: no cobran un peso, pero se llevan toda la madera, que no es poca cosa, porque incluye especies de un valor altísimo. ¿A dónde va esa madera? ¿Quién se la queda? Nadie controla nada.
El dirigente del Frente Amplio, Daniel Cattani, recordó que esta no es la primera vez que aparecen irregularidades. En su momento, cuando fue presidente de la Junta Departamental en 2006, ya se habían presentado denuncias por el manejo de la madera y su traslado en barcazas hacia Argentina y España. “Se hizo una investigación, se presentó a la justicia, pero después nunca se nos informó qué pasó”, dijo.
Cattani criticó que el manejo de la CTM en los últimos años hizo peligrar su economía, llegando incluso a generar déficit en una institución que debería ser autosuficiente. “Antes Salto Grande pagaba sus sueldos y sus gastos sola; ahora tienen que pedir partidas extras al Ministerio de Relaciones Exteriores para cubrir agujeros”, señaló.
Además, cuestionó la falta de controles y el abuso de poder que se repite una y otra vez. “Estas cosas pasan cuando los que tienen que controlar miran para otro lado. La impunidad genera confianza y se siguen haciendo las cosas mal. Hay que investigar y que la justicia llegue hasta el fondo”, agregó.
Pero esto no termina acá. La Fundación Salto Grande, que tendría que estar ayudando a la gente con proyectos reales, terminó siendo una caja chica para repartir favores políticos. Plata que debería ir para la comunidad se distribuye discrecionalmente como si fuera una billetera personal.
Por si fuera poco, el año pasado la CTM pidió 200 millones al Ministerio de Economía, pero los números reales dicen que fueron 645 millones. ¿Dónde quedó esa diferencia? ¿En qué se gastó? Nadie sabe.
Esto no es solo problema de un partido. No se salva nadie: se formó un "Triángulo de las Corbatas" entre la CTM, la Cancillería y el Ministerio de Economía. Una red que beneficia siempre a los mismos de arriba, mientras el pueblo sigue esperando.
Lo cierto es que Salto Grande, que antes era sinónimo de orgullo y progreso, hoy es símbolo de corrupción y desidia. Cattani fue claro: “Se necesita una auditoría seria, pero también que la justicia actúe sin importar a quién le toque. Esto no puede quedar en el olvido”.
Porque si esto sigue así, el tren de la corrupción nos deja a todos mirando cómo se nos escapan los recursos, los árboles y hasta las esperanzas.