El poder adquisitivo de los trabajadores enfrenta desafíos pese al aumento nominal de los salarios en los últimos 12 meses.
Según el INE, los salarios nominales crecieron un 6,47%, pero la inflación del 5,03% dejó un aumento real marginal, afectando a varios sectores.
El salario en Uruguay, ese termómetro social que tantas veces se convierte en el protagonista de discusiones de sobremesa, parece haber tomado un rumbo que, aunque numéricamente optimista para algunos, no deja de generar preguntas entre los trabajadores. A simple vista, las cifras parecen hablar de un crecimiento: un Índice Medio de Salarios (IMS) que muestra una variación acumulada del 6,47% en los últimos 12 meses y un incremento nominal en varios sectores clave. Sin embargo, cuando se cruza con la inflación acumulada del mismo período, los números cambian su tono, revelando una realidad menos alentadora.
Desglosemos el escenario. El aumento del 6,47% en los salarios parece prometedor, pero la inflación del 5,03% se lleva buena parte de ese incremento, dejando un crecimiento real de apenas el 1,38%. Esto significa que, aunque en los recibos de sueldo las cifras parecen más altas, el poder adquisitivo de los trabajadores apenas muestra una mejora mínima, y en algunos casos, incluso retrocede.
Tomemos el sector de la construcción como ejemplo. Aquí, los salarios nominales crecieron un 3,67%, un número que queda muy por debajo de la inflación, resultando en una pérdida real del 1,29%. Para los trabajadores de esta área, no solo no hubo avances, sino que ahora pueden comprar menos con lo que ganan, reflejando un ajuste que no alcanza para seguir el ritmo del costo de vida. Otro sector afectado es el de la intermediación financiera, que también muestra una variación real negativa del 0,04%, a pesar de un leve incremento nominal.
Incluso en el promedio general, el panorama no es alentador. Si bien el crecimiento del 1,38% en términos reales parece un dato positivo, es un avance tan marginal que, en la práctica, muchos trabajadores sienten que sus salarios están congelados. Los precios de bienes y servicios esenciales, como alimentos, vivienda y transporte, suelen aumentar más rápido que el índice promedio, erosionando aún más el poder adquisitivo real.
¿Por qué ocurre esto? Las causas son múltiples y no todas están bajo el control de los trabajadores. Por un lado, las pautas salariales y los ajustes negociados en los consejos de salarios a menudo están diseñados para seguir de cerca la inflación, pero sin superarla de forma significativa. Esto deja a los trabajadores en una carrera constante, donde un pequeño desliz puede resultar en una pérdida acumulativa. Además, en ciertos sectores, como el público, la variación mensual se mantuvo en 0,00% en noviembre, lo que significa que no hubo ajustes para compensar siquiera los incrementos de precios de ese mes.
La estructura misma del mercado laboral también juega su papel. Sectores como el comercio, que mostraron un crecimiento nominal del 6,74%, y actividades inmobiliarias, con un 8,70%, lograron superar levemente la inflación, pero esto no es representativo de la totalidad de los trabajadores. Para muchos, especialmente en áreas de menor dinamismo económico, los ajustes salariales son simplemente insuficientes para reflejar el incremento del costo de vida.
En el trasfondo, el salario real, ese indicador que considera la relación entre el ingreso nominal y el índice de precios al consumo, revela la verdadera historia: una economía que, aunque muestra señales de crecimiento en algunos sectores, no está generando aumentos salariales lo suficientemente robustos como para mejorar sustancialmente la calidad de vida de la mayoría de sus trabajadores. En palabras simples, lo que en números parece un avance, en los bolsillos de muchos uruguayos se siente como un retroceso o, en el mejor de los casos, un estancamiento.
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