El discurso expuso una visión crítica sobre el Mercosur y destacó la importancia de flexibilizar los acuerdos para fomentar el comercio internacional.
En un discurso contundente, Milei pidió revisar las políticas del Mercosur, flexibilizar sus restricciones y priorizar el libre comercio.
El presidente argentino, Javier Milei, ofreció un discurso contundente y cargado de críticas durante la 65ª Cumbre del Mercosur, celebrada en Montevideo, Uruguay. Desde el comienzo, su intervención dejó claro su punto de vista: el Mercosur, lejos de ser un motor de progreso para Argentina, ha representado un obstáculo significativo para su desarrollo económico.
Sin rodeos, Milei expresó que, en los últimos años, su país había desaprovechado oportunidades cruciales. “Fuimos a contramano del mundo”, afirmó con firmeza. En este sentido, señaló que mientras países vecinos como Chile y Perú establecían acuerdos comerciales con actores clave del comercio global, Argentina permanecía encerrada en una "pecera", limitada a relaciones dentro de Sudamérica y con pocos tratados fuera de la región.
El mandatario también cuestionó el reciente acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea, anunciado con bombas y platillos esa misma mañana. Para Milei, este tratado dista mucho de ser una realidad concreta y no compensar las décadas perdidas en negociaciones estancadas. "Nos tardamos más de 20 años en cerrar un acuerdo que aún está lejos de materializarse", dijo. Comparó esta situación con los avances de otros países latinoamericanos que han logrado acuerdos de libre comercio con más de 20 naciones, mientras que el Mercosur se limita a Sudamérica, Egipto e Israel.
En un tono apasionado, Milei criticó la postura histórica del bloque hacia el comercio internacional. Recordó que Argentina le dio la espalda a un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos, una decisión que, a su juicio, estuvo basada en un falso nacionalismo y costó caro al país. Citando a Julio Argentino Roca, expresó que “el comercio sabe mejor que el gobierno lo que a él le conviene”, y abogó por promover el libre comercio como la única vía para generar prosperidad en la región.
El presidente argentino no solo criticó al Mercosur, sino que también propuso una reevaluación profunda del rol del bloque regional. Según su perspectiva, el Mercosur ha dejado de ser un espacio para fortalecer los lazos comerciales y se ha convertido en una "prisión" que impide a sus miembros aprovechar sus ventajas competitivas y su potencial exportador. Milei instó a los líderes presentes a ser “honestos intelectualmente” y aceptar que el modelo actual está agotado. Propuso una nueva fórmula que permita a todos los países comercializar más y buscar mejor, con el objetivo de erradicar la pobreza que afecta a gran parte de América Latina.
Una de sus propuestas más polémicas fue la flexibilización de las condiciones del Mercosur. Argumentó que los países miembros deben tener la posibilidad de acuerdos comerciales de forma independiente, sin las restricciones impuestas por el bloque. En este punto, Milei hizo referencia al intento fallido de Uruguay de establecer un tratado de libre comercio con China, bloqueado por la falta de consenso entre los miembros del Mercosur.
En su discurso, Milei detalló cómo la rigidez del arancel externo común y la creación de barreras para-arancelarias han afectado tanto al comercio interno del Mercosur como a su relación con el resto del mundo. Resaltó que, desde 1995, la participación de los países del bloque en el comercio intrarregional ha disminuido significativamente, con Argentina y Uruguay como los casos más afectados. Además, mencionó que la incidencia del Mercosur en el comercio mundial ha caído del 1,8% al 1,6% desde mediados de los años 90, una tendencia que atribuyó a las políticas comerciales restrictivas del bloque.
Al cierre de su intervención, Milei se dirigió a los demás líderes con una reflexión sobre el futuro del Mercosur. Planteó dos caminos posibles: disolver el bloque, lo cual aseguró no ser la intención de su gobierno, o adaptarlo a las necesidades actuales de sus integrantes. Esta última opción, dijo, requiere un ejercicio de honestidad y disposición al cambio.
Milei también apeló a la dimensión histórica del momento. Citando a su ministro de Economía, señaló que la historia no está reservada a los libros ni a los grandes líderes del pasado, sino que puede ser escrita por los hombres y mujeres del presente. “Quiero invitarlos a todos a que hagamos ejercicio de esa libertad que es el don más preciado que tenemos. Que nos animemos a salir del determinismo y hagamos historia grande una vez más”, concluyó con una mezcla de fervor y desafío.
La cumbre, que también contó con la participación de otros mandatarios de la región, tuvo como telón de fondo el anuncio del acuerdo Mercosur-Unión Europea y la discusión sobre el futuro del bloque. La intervención de Milei, sin embargo, destacó por su carácter disruptivo y su llamada a una revisión profunda del modelo actual del Mercosur.
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