Contrataciones cuestionadas que exponen la falta de transparencia en el sistema de gestión pública.
Familiares, ediles y militantes políticos accedieron a contratos en el MIDES bajo modalidades cuestionables. Las denuncias apuntan a un entramado de acomodos en la administración.
Todo arrancó allá por el 2020, cuando el MIDES Salto, bajo una nueva administración, entraba a los trancos queriendo hacerle frente a una red que venía tejida hace más de 15 años. Había que armar equipo "de confianza", afín a la nueva Dirección, que en aquel entonces estaba encabezada por Florencia Supparo.
La cosa no demoró mucho en moverse. Entre los primeros en entrar al ruedo, se encuentra nada menos que la esposa del actual presidente de la CTM, el Cr. Martín Burutaran. Pero eso era solo el comienzo. A medida que avanzaba el quinquenio, el MIDES fue incorporando personal en diferentes modalidades: contratos por fundaciones, programas como "Box por la Vida" y otras iniciativas que, curiosamente, terminaban beneficiando a militantes blancos y colorados.
Estos empleados, según trascendió, cobraban parte de sus sueldos por la Fundación a Ganar y la otra parte por Salto Grande. Entre los contratados se cuentan ediles, hijos de ediles y más de un militante bien ubicado en las estructuras partidarias.
Uno de los casos más llamativos fue el del edil Johnatan Aramburo, quien pasó de ser profesor de educación media y adscripto a "asistente social", tras ganar un concurso. Otro edil, Enzo Albino García, también logró un puesto destacado como licenciado en Trabajo Social. Todos, casualmente, vinculados a la línea 404 de Aire Fresco.
Lo más insólito llega ahora, al final de la administración. Muchos de estos ingresos no eran para cargos fijos, sino bajo la modalidad de arrendamientos de obra o prestadores de servicios, supuestamente para trabajos en campo y en equipos técnicos. Sin embargo, las denuncias que empezaron a llover, y que llegaron incluso a Salto Al Día, plantean un panorama bien distinto: una red de acomodos disfrazada de contrataciones temporales.
Entre los casos que más llaman la atención aparece el de la esposa del Dr. Enzo Molina. Resulta que esta mujer, quien trabajaba como cabo en la Jefatura de Policía de Salto, tuvo un cambio de rumbo bastante peculiar. Aprovechando su título de asistente social, logró dejar atrás el uniforme policial para ingresar al MIDES. ¿Casualidad? Difícil de creer en un contexto donde los acomodos parecen ser la norma y no la excepción.
Según las denuncias, este caso también se habría dado bajo un marco poco claro, en el que los vínculos políticos y familiares pesaron más que los méritos o los procesos de selección. Una vez más, parece que la suerte sonríe a los mismos de siempre.
Este caso se suma a la larga lista de situaciones que, lejos de ser transparentes, dejan en evidencia un entramado político que favorece a los allegados, mientras los demás siguen en la fila esperando por una oportunidad que nunca llega.
Este artículo es solo la primera parte de un cúmulo de denuncias que apuntan a un sistema armado con precisión para beneficiar a los "amigos" del poder, mientras el resto de la población sigue esperando que Papá Noel también pase por su barrio con la misma generosidad.
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