El jugador prioriza su descanso personal frente a un intenso calendario y viajes, marcando un giro en la estrategia de la selección.
El ex Boca argumenta complicaciones de viaje en Rusia y expresa a Bielsa su cansancio físico y mental antes de la próxima doble fecha
¿Te imaginas estar en medio de un escándalo en el que tus propios compañeros cuestionan “malos tratos” y te piden cambios en la dinámica de trabajo? A veces, las situaciones que viven los entrenadores pueden tornarse tan tensas que uno se pregunta si todo lo que se dice puertas adentro termina saliendo a la luz. Hace poco, en la selección uruguaya, Marcelo Bielsa se topó con una situación que refleja lo complejo que puede ser su día a día. Mientras en el vestuario se hablaba de reclamos y acusaciones sobre ciertos manejos poco satisfactorios, el entrenador argentino debió lidiar con una petición particular que lo tomó por sorpresa: Lucas Olaza, uno de los jugadores que venía utilizando desde su llegada a la Celeste, le solicitó que no lo tomará en cuenta para las siguientes convocatorias. Así, de un momento a otro, el Loco tuvo que tachar el nombre del lateral izquierdo de sus aviones inmediatos.
La historia alrededor de Olaza no es un simple “no quiero jugar”. Según trascendió, el ex futbolista de Boca Juniors le planteó a Bielsa que sus razones iban más allá de lo futbolístico y tenían que ver con un tema familiar y personal. Era un asunto que, a simple vista, ni siquiera estaba relacionado con el ambiente que hoy se vive en la interna de la selección uruguaya, marcado por ciertas discrepancias y una que otra incomodidad con el método de trabajo del DT argentino. El caso de Olaza, en particular, llamó la atención porque, hasta hace muy poco, había sido titular en algunos partidos de las Eliminatorias Sudamericanas. ¿Por qué renunciar a esa oportunidad?
Su representante, Pablo Rivero, ofreció algunos detalles al respecto en un diálogo con Sport 890. El hombre explicó que la decisión de Olaza estaba vinculada a su rutina de viajes casi interminables y las complicaciones logísticas que enfrentaba en Rusia, donde actualmente se desempeña en el Krasnodar. Para dar una idea más clara, Rivero mencionó que la mayoría de los aeropuertos en ese país están cerrados, lo cual obliga al jugador a desplazarse alrededor de cuatro horas en autobús o en auto hasta poder tomar un vuelo en otra ciudad. No es un capricho de un futbolista acomodado: es un obstáculo real para alguien que tiene que viajar de forma frecuente a Sudamérica, donde lo esperan competencias oficiales con la selección nacional. Imaginar ese trajín de trayectos, escalas y esperas puede agotar a cualquiera, sobre todo si se trata de un deportista que después debe rendir al máximo nivel cuando se viste de celeste.
Ese cansancio crónico no solo se reflejó en el físico, sino que también empezó a pesar en lo mental. Rivero explicó que cada partido local en su club, cada convocatoria con Uruguay, representaba para Olaza una cantidad de horas interminables fuera de casa, subido a aviones o desplazándose por tierra. Como ejemplo, mencionó lo que ocurrió en la última fecha eliminatoria, cuando el lateral fue titular en dos encuentros ante Paraguay y Venezuela. Fueron empates sin goles, pero para Lucas significaron un viaje de ida, la concentración y el regreso, un ir y venir que, en total, abarcó casi un mes de ausencia del hogar. Para colmo, esa misma rutina la viene arrastrando desde hace un buen tiempo, considerando que la logística en Rusia se complicó aún más en el último tramo.
Olaza, de 30 años, es un futbolista bastante conocido en Sudamérica. Su currículum incluye pasos por River Plate de Uruguay, Danubio, Talleres de Córdoba, Athletico Paranaense, Celta de Vigo, Valladolid y Elche, sin olvidar su estadía en Boca. Fue justamente en el Xeneize donde vivió momentos clave, como aquella recordada final de la Copa Libertadores 2018 frente a River, en la que arrancó como titular. También estuvo convocado en la última Copa América disputada en Estados Unidos, durante la cual Bielsa terminó consiguiendo el tercer puesto con la Celeste. Sin embargo, pese a estos antecedentes, sus circunstancias personales le llevaron a pedir una paréntesis en la selección. A veces, la presión de las giras y las responsabilidades profesionales puede chocar de frente con la necesidad de tener cierta estabilidad familiar.
Su apoderado explicó que Olaza se comunicó con Bielsa de manera directa para explicarle que, en esta fase de su vida, sentía que no estaba en condiciones de ofrecer su mejor versión en la selección, al menos hasta que las condiciones de viaje mejores en o encontrar una solución más práctica. Según Rivero, el técnico argentino reaccionó de forma comprensiva. Tal vez resulte extraño para muchos imaginar a un personaje tan metódico como Bielsa aceptando una baja voluntaria sin reproches, pero el representante aseguró que la charla era cordial y que el entrenador se mostró empático con la situación de Lucas. Al parecer, incluso le dio algunos consejos. Al fin y al cabo, se trata de un hombre que sabe muy bien lo que es lidiar con la presión y las largas horas lejos de casa, entre aviones y concentraciones.
Uno de los puntos que generó confusión en un principio fue la versión de que Olaza estaba lesionado, lo que habría justificado su ausencia. Sin embargo, la realidad es otra: lo que subyace es un tema de cansancio extremo y la convicción de que no iba a poder rendir al 100% en la cancha. Entre viajes, cambios de horario y obligaciones en Rusia, su cuerpo y su mente llegaron a un estado de sobrecarga que no quería arrastrar a la selección. Habrá quienes piensen que es una lástima, pues se trata de un jugador de categoría y con experiencia tanto en clubes sudamericanos como europeos. Otros, en cambio, entenderán que a veces la salud mental y la estabilidad personal deben primar sobre la agenda profesional.
Cabe destacar que la actividad en las Eliminatorias Sudamericanas se interrumpió hasta marzo de 2025, cuando los seleccionados volverán a buscar su copa mundialista. Para entonces, Uruguay tendrá que enfrentarse a Argentina en Montevideo y a Bolivia en La Paz, dos compromisos importantes para seguir sumando puntos y mantener la posición en la tabla. De momento, la Celeste se ubica segunda, a cinco unidades de la Scaloneta que marcha puntera. Y si bien la ausencia de Olaza podría resentir el recambio en defensa, todo indica que habrá tiempo de sobra para ver cómo evoluciona la situación de este jugador, tanto en su vida privada como en lo futbolístico.
El lateral, por lo pronto, permanece en Rusia cumpliendo con sus compromisos en el Krasnodar. Afirma que, por ahora, el viaje a Sudamérica para competir con la selección es una complicación enorme. Su rutina no es tan sencilla como la de otros jugadores que pueden tomar un vuelo directo desde alguna capital europea. Según su agente, llegar al aeropuerto es casi una odisea: autobús o auto durante varias horas, luego un vuelo interno, y recién ahí un trayecto internacional para unirse a los entrenamientos. Ese desgaste se intensifica cuando hay partidos consecutivos o cuando las fechas FIFA se acercan sin una gran brecha de descanso entre medio.
En estos últimos meses, el entorno de la selección uruguaya se ha visto sacudido por comentarios en la prensa y rumores que apuntan a la relación entre Bielsa y algunos referentes del plantel. El caso de Olaza, sin embargo, escapa a esa polémica. No se trata de un desencuentro con el cuerpo técnico ni de un conflicto con sus compañeros, sino de un tema personal que pone de aliviar lo difícil que puede ser compatibilizar la carrera de un deportista de élite con una logística compleja y problemas de conectividad que alargan. todas sus travesías. Se ha hablado de “malos tratos” en relación con otros futbolistas, y hasta se ha cuestionado la manera en que Bielsa gestiona el vestuario. Pero aquí, al menos según el testimonio de su representante, hay un entendimiento mutuo.
El entrenador rosarino, conocido por su obsesión por cada detalle, no es ajeno a entender que la cabeza del jugador es fundamental para su desempeño. Quienes lo han seguido de cerca saben que Bielsa valora mucho la disciplina y la convicción, pero también es consciente de que, si el futbolista no está en plenitud, el rendimiento no será el óptimo. Olaza, por su parte, ha decidido privilegiar su salud mental y física, con la esperanza de volver cuando la coyuntura sea más favorable. Ese día puede llegar más pronto de lo esperado, o tal vez demore algo más. Mientras tanto, el ex Boca tendrá que lidiar con la exigente rutina del fútbol ruso, sabiendo que, por ahora, sus viajes a Uruguay tendrán una pausa. Y Bielsa, en medio de ese clima de alta tensión en el vestuario, seguirá delineando sus planos con la Celeste sin contar con uno de los elementos que consideró desde su arribo al combinado charrúa.
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