Las tensiones entre Israel y Hamás complican un acuerdo que prometía alivio en una región devastada por el conflicto.
Detrás de los discursos oficiales, las negociaciones por un alto el fuego revelan tensiones profundas y desacuerdos clave que amenazan con extender un conflicto ya devastador.
El juego de nervios entre Israel y Hamás alcanza su clímax. Este jueves, la oficina del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, apuntó contra Hamás por intentar “crear una crisis de último minuto” en torno al acuerdo de alto el fuego promovido por mediadores cataríes.
El Gobierno israelí, firme en su postura, declaró que no avanzará hasta que Hamás acepte cada término del acuerdo inicial. Las acusaciones incluyen un supuesto intento del grupo palestino de modificar cláusulas clave, entre ellas, la selección de prisioneros palestinos a liberar. “Es un esfuerzo para extorsionar concesiones de última hora”, afirmó el comunicado de Netanyahu.
Por su parte, Hamás negó las acusaciones. Basem Naim, del buró político del grupo, afirmó a la agencia EFE que no entiende a qué se refiere Israel con “demandas nuevas”. Sami Abu Zuhri, otro portavoz, fue más directo: acusó a Israel de “crear tensión en un momento crítico” y pidió a Estados Unidos que intervenga.
Mientras tanto, la reunión del gabinete israelí, prevista para este jueves, quedó en suspenso. Las familias de los secuestrados también fueron informadas de que “los detalles del acuerdo aún no están finalizados”. En el fondo, todo parece depender de últimos ajustes en una negociación que ya lleva meses de idas y vueltas.
En el centro del desacuerdo, según medios israelíes, está la liberación de 33 rehenes (vivos y muertos) a cambio de prisioneros palestinos. Hamás busca tener control sobre la selección de estos últimos, lo que Israel califica como “intentos de chantaje”. El borrador inicial otorgaba a Israel el derecho a vetar nombres de terroristas considerados de alta peligrosidad.
Además, el contexto político interno agrega más presión. Partidos ultraderechistas como el Sionismo Religioso, liderado por Bezalel Smotrich, y el partido de Itamar Ben Gvir se oponen ferozmente al acuerdo. Ambos consideran que se trata de una “rendición” ante Hamás. Aunque Netanyahu mantiene una mayoría parlamentaria, la salida de estos aliados podría debilitar su coalición.
El resultado de estas negociaciones, de concretarse, pondría fin a más de 15 meses de enfrentamientos que han dejado un saldo devastador: cerca de 47.000 gazatíes muertos. Sin embargo, con tantas piezas en juego, la tregua aún parece un espejismo en el horizonte.
Únete a nuestro canal de WhatsApp
Haz clic aquí para unirteDescarga nuestra app para acceder a Salto al Día en tu móvil:
Descargar App (ZIP)