Atentado con camioneta en Año Nuevo deja 15 muertos y 35 heridos en Nueva Orleans

Un ataque con una camioneta en Año Nuevo dejó víctimas fatales y heridos en un concurrido lugar de celebración. Autoridades investigan.

El ataque en Bourbon Street dejó un saldo trágico. Se investiga el vínculo con ISIS tras hallazgos en el vehículo del atacante.

En la madrugada del 1 de enero, el bullicio y la alegría de Bourbon Street, en Nueva Orleans, se convirtieron en un escenario de caos y tragedia. Un ataque con una camioneta dejó un saldo de al menos 15 muertos y 35 heridos, según informaron las autoridades. El responsable del incidente fue identificado como Shamsud Din Jabbar, un hombre de 42 años originario de Texas, quien perdió la vida tras un enfrentamiento con la policía.

Las imágenes de las cámaras de seguridad capturaron el momento en que Jabbar, al volante de una camioneta Ford F-150 Lightning, ingresó a toda velocidad por Canal Street. Maniobrando de manera errática, giró bruscamente hacia Bourbon Street, donde esquivó un vehículo policial y aceleró directamente hacia la multitud que se encontraba celebrando el Año Nuevo. Su recorrido, que abarcó casi dos cuadras, terminó abruptamente al estrellarse contra una grúa estacionada en medio de la calle.

Pese a la rápida intervención de los agentes de seguridad, que neutralizaron a Jabbar en el lugar, las consecuencias del ataque ya eran devastadoras. Bourbon Street, repleta de residentes y turistas que participaban de los festejos y eventos previos al Sugar Bowl, un importante partido de fútbol americano universitario, se transformó en un caos absoluto. Como medida de seguridad, el partido, que debía jugarse en el Superdome cercano, fue pospuesto hasta el jueves por la noche.

La gravedad del incidente llevó a que el FBI clasificara el caso como un posible acto de terrorismo. Dentro de la camioneta de Jabbar se encontró una bandera del Estado Islámico (ISIS), además de armas y bombas caseras. Según el informe preliminar, estos elementos sugieren que el ataque pudo haber sido planificado con antelación y que el atacante podría no haber actuado solo.

Anne Kirkpatrick, comisaria de la policía de Nueva Orleans, describió a Jabbar como un individuo que buscaba causar la mayor cantidad de daño posible. Por su parte, Alethea Duncan, agente especial del FBI, indicó que las investigaciones apuntan a la posible existencia de cómplices. Imágenes de vigilancia en el Barrio Francés mostraron a tres hombres y una mujer colocando un artefacto explosivo en la zona antes del ataque.

Además del armamento encontrado en el vehículo, otros dispositivos sospechosos fueron identificados en el Barrio Francés. Estos hallazgos obligaron a evacuar varias áreas cercanas mientras los equipos especializados desactivaban los artefactos. Según un boletín de inteligencia emitido por la Policía Estatal de Luisiana, el nivel de sofisticación del ataque preocupa a las autoridades, que trabajan para determinar si existe una red más amplia detrás del atentado.

El ataque ocurre en un contexto en el que la ciudad de Nueva Orleans llevaba adelante un proyecto para reforzar las medidas de seguridad en Bourbon Street. Las obras, iniciadas en noviembre, buscaban sustituir los bolardos existentes por barreras de acero inoxidable diseñadas para prevenir incidentes vehiculares. Sin embargo, el proyecto aún no había sido completado, lo que dejó a la zona vulnerable ante este tipo de ataques.

Este episodio se suma a una serie de incidentes internacionales en los que vehículos han sido utilizados como armas. El mes pasado, un médico saudita de 50 años embistió con su auto a una multitud en un mercado navideño en Magdeburgo, Alemania, dejando cinco víctimas fatales. Esta tendencia ha encendido alarmas entre las autoridades de diversos países, quienes enfrentan el desafío de prevenir actos de violencia de esta naturaleza en espacios públicos concurridos.

Mientras las investigaciones en Nueva Orleans avanzan, los residentes intentan asimilar lo ocurrido en una noche que debía ser de celebración. El incidente no solo deja un saldo trágico de víctimas, sino que también plantea interrogantes sobre la seguridad en eventos masivos y la preparación para enfrentar amenazas emergentes en un mundo cada vez más impredecible.