Un horno industrial destrozado refleja el sacrificio perdido y la negligencia de una empresa de transporte.
Un salteño perdió su inversión de 70 mil pesos tras el mal manejo de DAC. El horno industrial, clave para abrir su panadería, quedó destruido.
La ilusión de empezar un negocio propio, de transformar un sacrificio en sustento, quedó hecha trizas junto con el horno que un vecino de Salto esperaba recibir con ansias. El equipo, que había comprado en Montevideo con ahorros y esfuerzo, llegó irreconocible. Según testigos, DAC no ofreció soluciones ni compensación económica, dejando al cliente en la vía. "No puedo creer que después de tanto sacrificio quede sin nada. ¿Quién se hace responsable?", dijo el damnificado, quien ya inició acciones legales.
Un historial de negligencias
Esta no es la primera vez que la empresa DAC enfrenta reclamos por su falta de cuidado con las mercancías. Testigos aseguran que los clientes afectados suelen quedarse sin respuestas y, peor aún, sin devoluciones. El año pasado, un camión de reparto de la empresa se incendió por falta de mantenimiento, perdiendo toda la carga de los clientes. Entonces, tampoco se indemnizó a nadie.
"Es increíble que una empresa que maneja tanto volumen sea tan irresponsable. Estamos hablando de sueños, de proyectos de vida que dependen de esos envíos", comentó un empresario local al enterarse del caso.
El horno y el sacrificio
El horno industrial no era solo un electrodoméstico: era la pieza clave para abrir una panadería y empezar a generar ingresos. Con un costo que ronda los 70 mil pesos, el daño no es solo económico, sino emocional. "Esto es un golpe bajo. Me costó mucho llegar hasta acá", expresó el salteño.
La justicia tendrá la última palabra
Con el caso en manos de los tribunales, el afectado espera que DAC sea finalmente responsabilizada por este y otros episodios similares. Mientras tanto, los salteños siguen preguntándose: ¿quién controla a las empresas de transporte? ¿Hasta cuándo los clientes deberán cargar con los costos de la negligencia?
La confianza en una empresa es clave, pero DAC parece haberla perdido hace tiempo. Ahora, es cuestión de la justicia decidir si la irresponsabilidad tendrá un precio que pagar.
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