De la sequía a la gloria: el renacer de las represas uruguayas marca un nuevo récord en 2024

Uruguay alcanza un hito histórico con sus represas, que generan más del 50% de la electricidad nacional en 2024.

El renovado impulso de las represas de Uruguay garantiza un futuro energético más limpio y estable.

La recuperación de las represas de Salto Grande y Río Negro ha sido clave para que Uruguay cubra más del 50% de su demanda energética.

Parece un cuento de hadas: hace un año, las represas hidroeléctricas de Uruguay luchaban por mantenerse a flote, arrastradas por la sequía más feroz de la historia reciente. Y hoy, 2024, esas mismas represas celebran uno de los mejores años de su historia, batiendo récords de producción. Pero como todo buen giro inesperado, este no se cuenta con fórmulas ni estadísticas frías. Es el tipo de historia que se construye con agua, tierra, y una voluntad de hierro. La electricidad que llega a nuestras casas hoy tiene mucho que ver con eso.

Entre enero y diciembre de 2024, las represas del país generaron 7.179 gigavatios hora (GWh), lo que significó un aumento del 109% con respecto al año pasado. ¿Cómo se explica este salto tan abrupto? Tras la caída de 2023, causada por una sequía que dejó a todos los sectores con la soga al cuello, las represas recuperaron su capacidad de generación. Pero más allá de los números, esta es la crónica de una transformación. ¿Por qué? Porque cuando se dice que las represas fueron las grandes heroínas, no se habla de un simple rebote, sino de un renacimiento.

Salto Grande y las represas del Río Negro son los grandes actores en este cambio. Salto Grande, por ejemplo, creció un 90% en su producción con respecto a 2023. Las represas del Río Negro, que incluyen Rincón de Baygorria, Rincón del Bonete y Palmar, saltaron nada menos que un 145%. Y con estos números en mano, no sólo se siente un alivio para el sistema energético del país, sino también una necesidad de repensar el futuro: ¿es posible pensar en Uruguay sin las represas? La respuesta es no.

Un dato impactante: estas represas abastecieron el 50% de la demanda de energía eléctrica del país. La cifra no es poca cosa. Esta energía que enciende las luces de nuestros hogares, que alimenta las fábricas, los hospitales, las escuelas, y hasta las luces de los estadios en las noches de fútbol, es energía que nace del agua. Del agua que corre en los ríos, y de un sistema que, aunque invisible, sustenta cada rincón de nuestra vida diaria.

Lo interesante es que la recuperación de las represas no se entiende solo como un fenómeno aislado. En los últimos años, Uruguay ha hecho de la sostenibilidad su bandera. Cada vez más, la generación de energía proviene de fuentes renovables, un cambio que, al margen de las coyunturas, va construyendo un futuro verde. Mientras las represas se encargan de la mitad de la demanda, la biomasa crece como un complemento fundamental en este sistema que cada vez depende menos de los combustibles fósiles.

La historia de 2024 no es solo un episodio de recuperación, sino una reafirmación del camino trazado. En ese camino, las represas se han convertido en algo más que simples generadoras de energía. Son símbolos de lo que se puede lograr cuando se apuesta a la sostenibilidad y al trabajo conjunto. Y sin embargo, todo esto se desarrolla en silencio, en las entrañas de los ríos, mientras la vida cotidiana sigue su curso.

Pensar en la energía renovable de Uruguay es pensar en un futuro que no depende de un solo recurso, sino de una combinación de elementos que, juntos, forman un sistema más robusto y confiable. Es claro que las represas no pueden, ni deben, ser las únicas protagonistas, pero en este capítulo de la historia energética nacional, su rol es irremplazable. Cada GWh generado es el resultado de años de trabajo, de planificación, de mantenimiento y, por supuesto, de agua.

Para los más curiosos, los números son impresionantes: las represas de Salto Grande y Río Negro cubren más de la mitad de la demanda energética del país, y la cifra sigue creciendo. Esto no es solo una estadística, sino la evidencia de que el país ha logrado encontrar un equilibrio donde la naturaleza y la tecnología se encuentran para generar electricidad limpia, segura y abundante.

¿Pero qué nos deja todo esto? Nos deja la certeza de que el futuro está, de alguna manera, asegurado. Y no porque las represas se hayan convertido en una máquina infalible, sino porque, al igual que en los últimos años, el país ha aprendido a adaptarse, a aprovechar lo que tiene y a reinventarse cuando las circunstancias lo requieren. Uruguay ha logrado algo pocos países pueden jactarse de hacer: producir energía renovable no solo con el viento, el sol, o la biomasa, sino también con sus ríos, que siguen siendo el corazón palpitante de su sistema energético.

El desafío, entonces, es seguir adelante. Pero no se trata solo de generar más energía, sino de encontrar formas de hacer más con lo que ya tenemos. Las represas no son solo infraestructura; son un recordatorio constante de lo que puede lograrse cuando se combinan esfuerzo, tiempo y recursos naturales. Son un reflejo de que, a pesar de los desafíos, siempre hay un camino de vuelta. Solo hay que saber encontrarlo.



WhatsApp Logo

Únete a nuestro canal de WhatsApp

Haz clic aquí para unirte

Síguenos en nuestras redes sociales:

Facebook | Instagram

Descarga nuestra app para acceder a Salto al Día en tu móvil:

Descargar App (ZIP)

©Diario Salto Al Día. Todos los derechos reservados
Uruguay