Una artista que conecta con su público a cada paso, Emilia Mernes inició el año con un espectáculo repleto de emoción, energía y música inolvidable.
Emilia abrió su temporada con un espectáculo lleno de momentos únicos, canciones inéditas y un público que coreó cada tema sin descanso.
Desde las primeras horas de la tarde, el movimiento en Maldonado era inusual. Algo estaba por pasar y no hacía falta ser adivino para darse cuenta. El clásico vaivén de turistas quedó en un segundo plano frente a la peregrinación de adolescentes y familias completas que iban en una sola dirección. No había dudas: la gente iba al Campus. La cita estaba marcada y el reloj corría hacia el encuentro con Emilia Mernes, la chica que en cuestión de años pasó de los escenarios de su ciudad natal en Nogoyá a llenar estadios en todo el continente.
Pero, claro, no fue solo la música lo que movió multitudes. La llegada de Emilia a Uruguay no se trataba solo de un show más. Era el primer recital del año, la vuelta al ruedo tras haber colmado diez veces el Movistar Arena y reventado cuatro veces Vélez. Cifras que hacen temblar a cualquiera, pero que para ella parecen solo el inicio de una seguidilla de logros que no se detiene. Punta del Este, con su mística de verano y su mezcla de locales y extranjeros, fue el escenario perfecto para empezar el 2025 con todo.
El sol ya se escondía cuando se la vio bajar del avión en el aeropuerto de Laguna del Sauce. Emilia apareció sonriente, con su look relajado pero impecable, y la compañía que todos esperaban ver: Duki, su pareja y uno de los referentes del trap en español. Los rumores de ruptura que venían alimentando portales de chismes parecían disiparse como humo. Ahí estaban, juntos, y eso bastó para que la noticia recorriera las redes en cuestión de minutos.
Aunque esta vez Duki eligió mantenerse en la sombra. Nada de subir al escenario ni compartir micrófono con su novia. Su rol fue otro: el de acompañante silencioso, el que está en cada momento clave pero sin buscar protagonismo. Y a Emilia eso pareció darle un impulso extra. Cuando las luces se apagaron y el grito del público anunció su entrada, la energía que trajo consigo fue tan poderosa que nadie en el Campus pudo quedar indiferente.
El repertorio fue una sucesión de éxitos que no dejó lugar para el descanso. Las primeras notas de “La_Original.mp3” hicieron que hasta los más tímidos se levantaran de sus asientos. “IConic.mp3” y “Uno los Dos” mantuvieron el ritmo, y cuando sonó “GTA.mp3”, hasta los que habían ido acompañando a sus hijos terminaron coreando el estribillo. Era imposible no dejarse contagiar por esa vibra.
Pero la sorpresa llegó con “Olvidarte”, esa canción nueva que Emilia decidió estrenar en vivo. Fue un momento íntimo y emocionante, como si por unos minutos todo el Campus se quedara suspendido en el aire. Las luces se apagaron, y solo su voz llenó el espacio. Muchos, celulares en alto, no pudieron evitar soltar alguna lágrima. Era como si esa letra les hablara directo al corazón.
Entre la multitud, alguien que no pasó desapercibido fue Wanda Nara. Sí, la mismísima Wanda, que venía de unas semanas turbulentas, decidió tomarse un respiro del caos mediático y disfrutar del show. Nadie esperaba verla ahí, y mucho menos tan cerca del escenario, cantando y bailando como una fan más. Con su look siempre impecable —una camisa oversize y pantalones de Louis Vuitton, combinados con un minibag de Chanel que parecía sacado de un catálogo de lujo—, Wanda se convirtió en el centro de atención.
Pero más allá de las fotos y las historias de Instagram, lo que llamó la atención fue su actitud. Lejos de la imagen de mujer impenetrable que suele proyectar, esa noche se la vio relajada, divertida, conectada con la música y el momento. Y cuando Kennys Palacios, su estilista y amigo inseparable, le gritó “¡Desgraciado!” en pleno estribillo de “Perdonarte ¿Para Qué?”, la complicidad entre ambos quedó expuesta. Las risas y los comentarios en redes no se hicieron esperar. ¿Fue una indirecta para Icardi? Nadie lo sabe con certeza, pero la situación dio que hablar.
La noche avanzó entre luces, hits y gritos de euforia. Emilia no paraba de agradecer desde el escenario. “Gracias, Uruguay, por este amor. Siempre me lo hacen sentir”, dijo mientras sostenía una bandera celeste que alguien le había acercado. Sus palabras resonaron en cada rincón del Campus. Y es que el público uruguayo tiene una relación especial con ella. La adoptaron como propia, y cada vez que pisa suelo oriental, el recibimiento es el mismo: caluroso, sincero, masivo.
El cierre del show fue apoteósico. Emilia, visiblemente emocionada, se despidió con una sonrisa que parecía no caberle en la cara. Los fuegos artificiales iluminaron el cielo de Maldonado, pero el verdadero espectáculo estaba en la tierra: miles de personas aplaudiendo y coreando su nombre, como si no quisieran dejarla ir.
Ya de madrugada, la retirada fue rápida. El equipo de Emilia tenía todo calculado. Directo al aeropuerto, sin escalas, para continuar con la agenda cargada que les espera. Pero antes de partir, Emilia hizo una parada obligada. Se acercó a los fanáticos que la esperaban en la salida del Campus, pacientes y emocionados, y se tomó el tiempo de firmar autógrafos, sacarse selfies y charlar unos minutos. Ese gesto, simple pero poderoso, fue la frutilla de la noche.
Duki, a su lado, también se sumó a los saludos. Los dos, abrazados y cómplices, se despidieron de Punta del Este dejando atrás rumores y especulaciones. Lo que quedó fue la imagen de una pareja sólida, que entiende que el show sigue, pero que lo verdaderamente importante es estar juntos en los momentos clave.
Cuando el avión despegó, el murmullo en las calles de Maldonado empezaba a disiparse. Pero algo quedó en el aire. Esa sensación de haber sido testigos de algo especial, de un inicio de año que promete. Porque si esta primera noche fue así de mágica, ¿qué más nos espera de Emilia en el 2025?
Nadie lo sabe a ciencia cierta. Pero lo que es seguro es que, allá donde vaya, el público la va a estar esperando con la misma emoción con la que la despidieron en Punta del Este: con los brazos abiertos y el corazón latiendo fuerte, al ritmo de cada una de sus canciones.
Únete a nuestro canal de WhatsApp
Haz clic aquí para unirteDescarga nuestra app para acceder a Salto al Día en tu móvil:
Descargar App (ZIP)