La policía detuvo a un hombre que transportaba cigarrillos de contrabando, en un operativo que terminó con la carga incautada por Aduanas.
El operativo policial permitió incautar casi 50 mil cigarrillos de contrabando. La mercadería fue derivada a Aduanas y el detenido espera por la Justicia.
Casi 50 mil unidades de cigarrillos de contrabando, con un valor estimado de $695.240, fueron confiscadas en el Bagashopping de Salto, un centro comercial que suele ser punto de encuentro para vecinos y visitantes. Pero esta vez, la rutina de compras se vio interrumpida por una operación policial que terminó con un hombre detenido y una carga ilegal bajo custodia de Aduanas.
Todo arrancó con una observación de rutina. Personal de la Dirección de Investigaciones patrullaba la zona, atentos a cualquier movimiento que les llamara la atención. No pasaron muchos minutos hasta que algo saltó a la vista: un hombre empujando un carrito de mano avanzaba con cierto apuro por la calle Juan H. Paiva, cargando cinco cajas que, a simple vista, despertaban sospechas. Tres de ellas estaban envueltas en bolsas negras con tierra pegada, como si hubiesen pasado por caminos de campo. Las otras dos, en cambio, mostraban directamente su contenido: paquetes de cigarrillos marca GIFT.
Ese tipo de escena, aunque parezca simple, no es algo que pase desapercibido para quienes están entrenados en vigilar situaciones irregulares. Los agentes se acercaron al individuo, lo identificaron y lo detuvieron sin mayores complicaciones. Cuando revisaron la carga, confirmaron que llevaba 49.660 unidades de cigarrillos. Una cifra que, en otros tiempos, podía pasar como "un contrabando menor", pero que hoy implica un golpe importante al comercio ilegal de tabaco en la frontera.
El Bagashopping, ubicado en una de las zonas más transitadas de Salto, suele ser un hervidero de gente. Desde temprano hasta la noche, vecinos se acercan a comprar ropa, calzado o aprovechar ofertas de los comercios que ahí funcionan. Nadie espera que en ese ir y venir de clientes pueda surgir una operación policial. Pero la realidad fronteriza impone estas sorpresas.
Una vecina que estaba haciendo mandados comentó, entre la sorpresa y la resignación: “Acá siempre hay cosas raras. El que vive cerca sabe que cada tanto se ve gente cargando bultos, pero uno no se mete porque ya sabés cómo es. La policía hace lo suyo y nosotros miramos de afuera”. El comentario resume una sensación común en zonas limítrofes, donde el contrabando se ha vuelto parte del paisaje diario, pese a los esfuerzos por erradicarlo.
El comercio ilegal de cigarrillos es un tema constante en ciudades como Salto. La cercanía con la frontera facilita que ingresen productos de forma irregular, aprovechando las diferencias de precio con los países vecinos. Un cartón de cigarrillos comprado de forma legal en Uruguay puede costar casi el doble que uno adquirido en forma clandestina. Y esa diferencia es tentadora para quienes buscan hacer una diferencia rápida, sin pensar en las consecuencias.
Pero ese negocio, que puede parecer sencillo, trae aparejados riesgos serios. Por un lado, afecta a los comerciantes que trabajan dentro del marco legal, ya que deben competir con precios imposibles de igualar. Y, por otro, alimenta redes delictivas que van mucho más allá de lo que se ve a simple vista. No se trata solo de alguien cruzando la frontera con un par de cartones en el bolso, sino de un sistema que mueve cantidades importantes de dinero, evadiendo impuestos y controles.
En este caso, la carga quedó en manos de Aduanas, mientras que el hombre detenido sigue a disposición de la Justicia. Las investigaciones continuarán para determinar si este es un eslabón más de una cadena mayor o un hecho aislado. Pero, más allá de lo que se confirme, el operativo sirvió para enviar un mensaje claro: hay ojos puestos en los movimientos sospechosos y las autoridades están dispuestas a actuar cuando sea necesario.
El asunto genera opiniones diversas entre los vecinos. Hay quienes ven estas incautaciones como una forma de proteger el comercio local y evitar que se pierdan puestos de trabajo. Otros, en cambio, sienten que estas medidas no solucionan el problema de fondo. “Mientras siga habiendo diferencia de precios con Brasil, esto no va a parar. La gente que cruza la frontera lo hace porque necesita, no por deporte”, comentó un hombre que esperaba a su esposa en la puerta de uno de los locales.
La carga emocional en torno al contrabando es palpable en ciudades como Salto. Para algunos, es un recurso económico en tiempos difíciles. Para otros, es una práctica que atenta contra el trabajo honesto. Pero lo cierto es que el tema no es nuevo y las historias de mercadería que cruza por caminos secundarios, evadiendo controles, se cuentan desde hace años.
Un comerciante local aportó otra perspectiva: “El que está en regla tiene que pagar impuestos, hacer boletas, cumplir con un montón de cosas. Pero después ves que cualquiera te vende cigarrillos truchos por la mitad del precio y sin problema. Así es imposible competir. Nos matan”. Esa sensación de desigualdad genera molestia y, en algunos casos, resignación.
Mientras tanto, los clientes habituales del Bagashopping siguieron con su rutina, algunos más curiosos que otros. La imagen del carrito de mano cargado de cigarrillos quedó como una anécdota que se sumará a las tantas que circulan por la ciudad. Al final del día, la vida sigue en Salto, con sus luces y sombras, sus negocios legales y los otros, esos que, pese a los esfuerzos, siempre encuentran la forma de salir a flote.
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