El cruce de Concordia y Salto, un puente que une pero que las restricciones fronterizas complican cada vez más.
Sebastián Gotte, jefe de transporte de Concordia, pone el foco en un conflicto que afecta a taxistas y remiseros en el cruce fronterizo con Salto. ¿Hasta cuándo seguirán las trabas burocráticas?
El puente que une Concordia y Salto es mucho más que una estructura de concreto. Es un símbolo de las relaciones históricas, comerciales y familiares entre dos ciudades que, más que vecinas, son casi hermanas. Pero hoy, ese puente también es el epicentro de un conflicto que tiene a los taxistas y remiseros como protagonistas. ¿El problema? Restricciones fronterizas que les impiden trabajar en paz.
Sebastián Gotte, jefe de transporte de Concordia, lo explicó claro en una entrevista reciente: "Estamos frente a un problema que va más allá de lo local. Lo que falta es un acuerdo binacional que regule y facilite el tránsito transfronterizo. Y esa falta de políticas claras está afectando tanto a los trabajadores como a los usuarios de estos servicios".
Un conflicto con historia
La tensión no es nueva. Durante años, los taxistas argentinos y uruguayos cruzaron de un lado al otro del río Uruguay sin mayores problemas. Pero las reglas cambiaron. Uruguay prohibió el ingreso de taxis y remises argentinos a Salto, y las autoridades argentinas empezaron a aplicar controles más estrictos a los taxistas uruguayos que ingresan a Concordia.
El resultado: un conflicto que afecta la economía de ambas ciudades y genera tensiones innecesarias en una región que siempre se destacó por su colaboración histórica. "Esto crea un círculo vicioso de restricciones que perjudica tanto a los trabajadores del transporte como a los usuarios que dependen de estos servicios", afirma Gotte.
Denuncias y malestar
Aunque desde Concordia aseguran no haber recibido denuncias formales de incidentes, los taxistas uruguayos han reportado situaciones de hostilidad y malos tratos. Piedras, insultos y restricciones en los cruces son algunos de los episodios mencionados. Y mientras tanto, las autoridades miran para otro lado.
"La falta de reciprocidad en el cruce de taxis entre Salto y Concordia es un tema que debemos resolver cuanto antes", sostiene Gotte. Y propone soluciones claras: diálogo entre los intendentes de ambas ciudades, acuerdos bilaterales y la creación de un marco legal que permita el tránsito seguro y regulado de vehículos de transporte público.
¿Quién tiene la culpa?
El conflicto, como suele pasar en estos casos, es un entramado de responsabilidades compartidas. La Aduana y la AFIP, del lado argentino, y las autoridades de control uruguayas, del otro, tienen distintos criterios para permitir o impedir el paso de los vehículos. Pero lo cierto es que, en el medio, quedan los trabajadores y los usuarios.
"No es la primera vez que tenemos problemas en la frontera", recuerda Gotte. "En su momento hubo tensiones por el precio del combustible y los famosos 'Cero Kilo'. Ahora, el tema es el transporte público. Pero siempre el problema es el mismo: falta de diálogo y de voluntad política para encontrar soluciones reales".
Propuestas para destrabar el conflicto
Gotte tiene claro qué medidas podrían destrabar esta situación. "Primero, un acuerdo binacional que permita el tránsito de taxis y remises de forma regulada. Segundo, establecer requisitos uniformes para garantizar una competencia justa y evitar conflictos innecesarios. Y tercero, capacitar a los agentes de aduana para que sepan manejar este tipo de situaciones sin generar tensiones adicionales".
Además, sugiere la creación de corredores transfronterizos con control tecnológico, una fiscalización equitativa y mayor transparencia. "La tecnología puede ayudar a simplificar los cruces y evitar malentendidos", asegura.
Más allá del puente
Pero el conflicto no es solo económico. También es social y cultural. Muchas familias tienen lazos en ambos lados del río. "Mi hermana vive en Salto y trabaja en Concordia. Todos los días cruza el puente. Para nosotros, el río no es una frontera, es un nexo", dice Gotte. Y esa realidad es la que las autoridades deberían tener en cuenta a la hora de tomar decisiones.
"Lo más importante es mantener la relación histórica entre Concordia y Salto. Somos más parecidos entre nosotros que con muchas otras ciudades de nuestros países. No podemos permitir que las decisiones políticas dividan lo que la historia y la cultura han unido", concluye.
El desafío de la modernización
El jefe de transporte de Concordia también plantea la necesidad de modernizar los sistemas de control y regulación. "Hoy tenemos aplicaciones que ofrecen servicios de transporte sin ningún tipo de regulación. Eso también afecta a los taxistas formales. Necesitamos reglas claras y justas para todos", sostiene.
Y, mientras tanto, los taxistas siguen esperando. Esperando que alguien, desde alguna oficina, tenga la voluntad de hacer lo que realmente importa: construir puentes en lugar de levantar barreras.
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