El nuevo gobierno uruguayo, liderado por Yamandú Orsi, ha modificado su posición respecto a la crisis política en Venezuela. El canciller Mario Lubetkin confirmó que Uruguay ya no reconoce a Edmundo González Urrutia como presidente legítimo del país caribeño, en contraste con la postura adoptada por la administración anterior. Sin embargo, también dejó en claro que el gobierno uruguayo tampoco reconoce a Nicolás Maduro.
Un cambio en la política exterior uruguaya
En agosto del año pasado, tras unas elecciones en Venezuela que la oposición denunció como fraudulentas, el gobierno uruguayo liderado por Luis Lacalle Pou había reconocido a González Urrutia como presidente electo. En aquel momento, la cancillería uruguaya respaldó la decisión con un comunicado oficial, donde el entonces ministro de Relaciones Exteriores, Omar Paganini, sostuvo que existía “evidencia abrumadora” de la victoria del candidato opositor.
«Para Uruguay, está claro que Edmundo González Urrutia obtuvo la mayoría de votos en las elecciones presidenciales de Venezuela», escribió Paganini en su cuenta de X (antes Twitter). El mensaje enfatizaba la necesidad de respetar la voluntad del pueblo venezolano.
Lubetkin: “Las relaciones entre Uruguay y Venezuela están a cero”
En una reciente entrevista con el diario español El Mundo, el canciller Mario Lubetkin explicó que la postura de Uruguay respecto a Venezuela ha cambiado, pero sin implicar un reconocimiento a Maduro.
«No reconocemos a nadie en este momento: ni a Maduro ni al presidente que afirmó haber triunfado según las actas publicadas en internet», aseguró Lubetkin.
El funcionario reconoció que la situación es «ambigua», pero remarcó que Uruguay no es el único país con esta posición. Además, subrayó que el vínculo entre ambos países se encuentra en un punto crítico:
«Las relaciones entre Uruguay y Venezuela están a cero, las embajadas están casi cerradas», afirmó.
«¿Qué hacemos con los miles de uruguayos que están en Venezuela? ¿Quién los protege?», se preguntó el canciller.
Si bien descartó un restablecimiento formal de relaciones diplomáticas, dejó entrever que la prioridad del gobierno será atender la situación de los ciudadanos uruguayos en territorio venezolano.
Un régimen que sigue siendo considerado dictadura
Pese a la nueva postura diplomática, el canciller Lubetkin dejó claro que Uruguay sigue considerando a Venezuela una dictadura.
«El presidente Orsi ya definió que el gobierno de Maduro es una dictadura. No podemos hablar de una realidad democrática cuando el proceso electoral no garantizó las condiciones de un Estado democrático», afirmó.
Estas declaraciones buscan marcar distancia entre la decisión de no reconocer a ningún gobierno y una posible legitimación del régimen de Maduro.
Reacciones: críticas desde la oposición
El cambio de postura del gobierno generó fuertes críticas dentro de la oposición. Uno de los primeros en manifestarse fue el senador del Partido Nacional, Javier García, quien calificó la decisión como “el peor comienzo internacional” del gobierno de Orsi.
«En campaña costó, pero el presidente Orsi definió a Maduro como dictador. A 48 horas de asumido, su gobierno toma una decisión que lo legitima. El peor comienzo internacional. El discurso por un lado, las decisiones por otro. Retroceso democrático», escribió García en X.
Desde la oposición sostienen que la nueva política exterior uruguaya representa un retroceso en términos de defensa de la democracia en la región.
Un equilibrio delicado en la diplomacia uruguaya
La postura adoptada por Uruguay responde a una estrategia de neutralidad en un escenario altamente polarizado. Mientras algunos países de la región han mantenido su reconocimiento a González Urrutia, otros han optado por no tomar partido.
Uruguay se suma ahora a esta última postura, buscando mantener cierta independencia en su política exterior, aunque sin avalar explícitamente el régimen de Maduro.
Sin embargo, la decisión ha generado interrogantes sobre el futuro de la relación bilateral entre Montevideo y Caracas. La falta de reconocimiento formal de un gobierno venezolano deja a Uruguay sin un interlocutor diplomático claro y plantea desafíos en la protección de los ciudadanos uruguayos en Venezuela.